Fue una unidad de republicanos españoles, La Nueve , la primera en entrar en París el 24 de agosto de 1944. El reloj de la plaza del ayuntamiento marcaba las 21.22 horas cuando la columna, comandada por el capitán Dronne, hizo su entrada triunfal; París ya no estaba en manos de los nazis.

Los carros de combate llevaban, en el morro y en los flancos, nombres sorprendentes: Brunete, Teruel, Ebro, Gernica. Los soldados se apellidaban Granell, Campos, Bernal, Fábregas, Royo, Pujol, Domínguez. Obviado de forma incomprensible en los libros de historia, las celebraciones del 60º aniversario de la liberación de París serán la oportunidad de reconocer el papel de esos hombres y el de todos los republicanos que lucharon para devolver Francia a los franceses.

Además de ceremonias y espectáculos de todo tipo, el alcalde socialista Bertrand Delanoë ha decidido poner en marcha un especial esfuerzo de memoria para reconocer la importante participación extranjera en la resistencia: rusos, polacos, alemanes. Pero, sobre todo, la de los republicanos españoles incorporados en la división del general Leclerc, que tuvo el honor de liberar la capital francesa.

La intervención de la periodista Evelyn Mesquida, corresponsal de la revista Tiempo en París, ha sido esencial para que las autoridades francesas se decidieran a reconocer públicamente esta deuda. Un reportaje sobre refugiados republicanos españoles en Francia le permitió a Mesquida recuperar los testimonios de los últimos supervivientes. "Nunca han sido reconocidos como se merecían", dijo ayer, en el ayuntamiento parisino, en un coloquio sobre "los aspectos desconocidos" de la gesta.

Sólo uno de ellos estaba en la sala: el catalán Lluís Royo, uno de los más jóvenes (83 años), que dejó escapar una lágrima al escuchar los relatos de sus compañeros. El asturiano Manuel Fernández, por ejemplo, que llegó a conocer al general Leclerc en Túnez. "Un hombre que no se doblegó ante Petain y que luchaba por la libertad. No dudé ni un minuto en seguirle. En nuestro batallón había muchas tendencia políticas, pero el odio a los nazis nos unía a todos."

Delanoë ha dispuesto que una placa sea inaugurada el 24 de agosto en memoria de los españoles que, dice Evelyn Mesquida, combatieron "con ardor, y que a pesar de haber sido olvidados en los libros y en los homenajes dicen que, si fuera necesario, volverían a hacerlo".