No fue por un error del Ejército que 10 policías de élite murieran tiroteados el pasado lunes en el suroeste de Colombia. El presidente, Alvaro Uribe, ya deslizó la duda el miércoles, cuando señaló que "algunas personas" le habían transmitido "hipótesis preocupantes". El Gobierno dejó claro su escepticismo al encargar la investigación a la justicia civil, y no a la justicia militar.

Citando a fuentes de la DEA estadounidense, la revista Semana publicó ayer que no se descarta que los militares que mataron a los agentes de policía lo hicieran para proteger los intereses de los narcotraficantes que controlan esa región.