"Hay que acabar con el hambre", "con la pobreza", "con las enfermedades", repitieron los presidentes y primeros ministros de todo el planeta en sus discursos, durante la cumbre de la ONU. El consenso se logró en un punto: la insatisfacción general ante la ocasión perdida para remediar la situación de millones de personas en la miseria.

"Lo más trágico ha sido la pérdida de una oportunidad genuina para ayudar a los 1.000 millones de personas que viven con menos de un dólar diario", criticó The New York Times, que se sumó al coro de suspensos con los que las ONG evaluaron la cumbre. "Los líderes han sido incapaces de avanzar en la lucha contra la pobreza", dijo ayer Marta Arias, de Intermon-Oxfam.

Las ONG no fueron las únicas que clamaron pidiendo más ayuda. Desde el podio de la Asamblea General, los líderes de los países en vías de desarrollo también exigieron acciones concretas y advirtieron de que la pobreza crónica alienta los conflictos.