Un nuevo paquete bomba fue detonado ayer por artificieros de la policía griega. Fue el explosivo número 14 de la semana, esta vez destinado a la embajada francesa, aunque no llegó a su objetivo, ya que fue detectado en la empresa de mensajería privada a través de la que se envió.

Según la policía, los responsables de estos ataques con explosivos de escasa potencia usan estos servicios porque en ellos existen menos controles que en los correos estatales. Aunque las autoridades habían dado por terminados los envíos de paquetes bomba, ayer se desdijeron al descubrir que los dos sospechosos detenidos el lunes portaban una lista de posibles objetivos. Los jóvenes, a los que se acusa de pertenecer al grupo anarquista Conspiración de los Núcleos de Fuego (SPF), se negaron ayer a prestar declaración ante el juez.

De momento ninguna organización se ha atribuido los atentados, pero los indicios apuntan a SPF, según el exdiplomático estadounidense y experto en violencia política griega John Brady Kiesling. "Probablemente SPF retrase la reivindicación o lo haga con otro nombre, para evitar confirmar la culpabilidad de los detenidos", explica.