La incertidumbre institucional que atraviesa la UE, con el Tratado de Lisboa aún pendiente de ratificar, dificultará la nominación de la nueva Comisión Europea.

El Tratado de Niza estipula que la nueva Comisión Europea debe tener menos comisarios que estados de la UE. Por ello, los Veintisiete quieren esperar a la designación del nuevo Ejecutivo comunitario hasta conocer el resultado del referendo irlandés del 2 de octubre, porque el Tratado de Lisboa mantiene un comisario por estado miembro.

Si triunfa el sí, se prolongará el mandato de la actual Comisión Europea unos meses, para dar tiempo a que entre en vigor el nuevo Tratado. Si gana el no, algún país se quedará sin comisario, probablemente Irlanda.

El segundo problema es el reparto de carteras entre los países. España aspira a seguir con Joaquín Almunia como responsable de Asuntos Económicos y Monetarios. Francia quiere Mercado Interior para lograr una regulación del sector financiero.

El reparto estará además condicionado por el nombramiento del nuevo responsable de la política exterior de la UE y vicepresidente de la Comisión Europea y por la elección del nuevo presidente estable de la UE.