El contrato de primer empleo (CPE) es, según define el primer ministro francés, Dominique de Villepin, "una vía de acceso rápido hacia la contratación indefinida". Sin embargo, esta herramienta destinada a menores de 26 años tiene un punto negro: permite a las empresas despedir a los afectados sin dar ninguna justificación durante los dos primeros años en vigencia. Pasados esos 24 meses se convierte en indefinido. Por contra, al joven le asegura un subsidio temporal si se rompe el pacto durante la fase de prueba. Y al empresario le permitirá obtener reducciones fiscales.