Su profesión les compromete bajo juramento a salvar vidas en cualquier circunstancia. Sin embargo, el Reino Unido ha descubierto espantado que muy posiblemente tres de los terroristas que han participado en los atentados fallidos en Londres y Glasgow son médicos. La policía detuvo ayer en la localidad escocesa de Paisley a dos nuevos sospechosos y a un individuo más fuera ya de Gran Bretaña, con los que ya son ocho los arrestados en relación con el complot terrorista, todos ellos procedentes de Oriente Próximo o Asia.

Tres de los presuntos terroristas son, según fuentes no oficiales, médicos que trabajaban en hospitales británicos. El Hospital Royal Alexandra, en la localidad escocesa de Paisley, donde uno de los detenidos estaba contratado, donde otro se halla internado en estado crítico y en cuya residencia vivían los dos últimos arrestados, se ha convertido en el centro de las indagaciones. La ministra de Interior, Jacqui Smith, pidió ayer en el Parlamento la ayuda y unidad de todas las comunidades para luchar contra el terrorismo.

Uno de los dos individuos que viajaba en el todoterreno que se estrelló entre llamas, cargado de gasolina y gas propano, contra la puerta de la principal terminal de Glasgow, es el médico iraquí Bilal Abdulá, de 29 años, que trabajaba en el Hospital Royal Alexandra de la localidad escocesa de Paisley. Allí, según sus colegas, realizaba, sin demasiado entusiasmo, su primer año de especialización.

En ese hospital se halla internado desde el sábado, con quemaduras que afectan el 90% de su cuerpo, el segundo pasajero del todoterreno, cuya identidad aún no se conoce. Todavía no ha podido ser interrogado.

El segundo médico implicado en la trama es el jordano Mohamed Asha, de 26 años, detenido el sábado junto a su esposa, en Cheschire, en el norte de Inglaterra. Asha es un neurocirujano que llegó al Reino Unido hace dos años y desde entonces ha trabajado en varios hospitales.

LOS DETONADORES La recuperación de los dos coches bombas en Londres, intactos y llenos de pruebas incriminatorias, está siendo de gran valor. En los vehículos se hallaban los móviles que los terroristas pensaban utilizar como detonadores. En uno de los teléfonos figuraba el número de una agencia inmobiliaria en Escocia que el presunto terrorista Bilal Abdulá utilizó para alquilar su vivienda cerca del aeropuerto de Glasgow.

La ministra de Interior, Jacqui Smith, repitió ayer que el Reino Unido "no se dejará intimidar". El primer ministro, Gordon Brown, ha indicado que no se precipitará a endurecer la actual legislación antiterrorista.

SEGURIDAD REFORZADA La situación de máxima alerta que vive el país provocó ayer el cierre de la terminal 3 del aeropuerto de Heathrow durante unas horas después de que se anunciase que iba a ser evacuada por la aparición de un paquete sospechoso, que resultó ser una falsa alarma, confirmó la policía, que ha reforzado la seguridad en aeropuertos, estaciones de tren, el metro, grandes centros comerciales y edificios públicos y acontecimientos multitudinarios.