Soldados indonesios y voluntarios buscaban ayer cuerpos de víctimas en las copas de los árboles y depositaban bebés muertos en cajas de pescado, tratando de limpiar la zona antes de que las enfermedades se extiendan. El tsunami puede haber matado a 10.000 personas en Indonesia, según informó ayer el vicepresidente, Jusus Kalla.

Muchos de los muertos eran jóvenes y viejos que se ahogaron al ser golpeados por el agua contra las rocas y los escombros de casas arrancadas. Las olas del maremoto se estrellaron contra las costas de la provincia de Aceh, en el norte de la isla de Sumatra, el pasado domingo.

EEUU ofrece ayuda

Estados Unidos ofreció enviar equipos para hacer frente al desastre en la zona de Aceh, fuera del alcance de las organizaciones humanitarias por las acciones terroristas de su insurgencia independentista. Un portavoz gubernamental dijo que la provincia se reabrirá a la ayuda extranjera el miércoles.

Miles de cadáveres se apiñaban ayer en mezquitas, tiendas y grandes edificios de Aceh, un día después del terremoto de grado 9.0, el más intenso de los últimos 40 años en el mundo, que se abatió sobre Sumatra.

Los voluntarios tendieron los cuerpos de los niños en filas, cubiertos por echarpes en improvisadas morgues, que se llenaron de docenas de cadáveres mientras los camiones depositaban más cuerpos. Algunos bebés fueron colocados en cajas de pescado blancas o envueltos en plástico de color naranja. Desoladas madres lloraban su pérdida.

"Huele mal... Los cadáveres humanos están mezclados con los animales muertos", afirma el coronel Buyung Lelana, jefe de un equipo de evacuación en Lhokseumawe, en el norte de la costa de Aceh, declaró. "Aún quedan un montón de cuerpos bajo los escombros de las casas hundidas, de los ríos y las charcas que aún no hemos evacuado. La mayoría son niños con sus madres", afirma.

Banda Aceh, desde el aire

Desde el primer vuelo comercial que sobrevoló la capital de la provincia, Banda Aceh, al aproximarse al aeropuerto se veían miles de casas destruidas a lo largo de la costa. Las calles de Banda Aceh estaban llenas de escombros y restos. El secretario de Estado, Yusril Ihza Mahendra, afirmó en Yakarta que, si bien "las muertes confirmadas" eran en aquel momento "4491, había miles de desaparecidos".

Funcionarios del Gobierno se esforzaron para enterrar a los muertos lo antes posible, según la tradición musulmana. "Temo que no tendremos suficientes féretros disponibles", afirmó Mustafá Gelangang, alcalde de Bireuen, ciudad situada a 1.700 kilómetros al norte de Yakarta. El alcalde añadió que los cuerpos tenían "terribles heridas causadas por las rocas y otros desechos".

Duelo nacional

El presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, declaró tres días de duelo nacional y las banderas ondearon a media hasta en el archipiélago de 220 millones de habitantes.

Antes del maremoto, Aceh estaba en estado de emergencia civil, para frenar la insurgencia separatista. Las organizaciones humanitarias fueron marginadas del territorio por seguridad. Mohamed Saleheen, residente en Indonesia y coordinador de operaciones humanitarias de la ONU en el país, ofreció ayuda para paliar el desastre. "Nos hemos puesto a disposición del Gobierno y estamos esperando que nos digan cómo quieren que la ONU coopere con ellos".

El teniente coronel Edi Sulistiadi, portavoz del Ejército en Lhokseumawe, dijo que aunque no hay informes de epidemias, los militares cooperarán con el Ministerio de Salud para anticiparse a la expansión de cualquier enfermedad.

Sin embargo, la ONU teme que en los próximos días se produzcan epidemias, ya que, en todos los países de las costas asiáticas afectadas por los maremotos, los sistemas sanitarios no son eficaces. Algunos expertos creen que los efectos de las epidemias podrían ser tan devastadores como los desencadenados por el propio tsunami.