La violencia sigue asolando Irak tras el arresto de Sadam Husein. Al menos 10 iraquís murieron y una veintena resultaron heridos ayer en Bagdad cuando un camión cisterna estalló en un cruce de carreteras cerca de una comisaría. Mientras, en el triángulo suní, los fieles a Sadam siguen manifestándose y atacando a las fuerzas ocupantes. Como respuesta, el Ejército estadounidense ha lanzado una operación en la ciudad de Samarra que hasta el momento se ha saldado con unas 80 personas detenidas.

"Desolación" e "infierno" eran algunas de las palabras que los testigos usaban ayer para describir el atentado de Bagdad. Un camión cisterna estalló a apenas un kilómetro de una comisaría en el barrio de Al Bayaa, al oeste de la capital iraquí, a las seis de la mañana.

La explosión, que pudo oírse claramente en casi toda la ciudad, afectó a un minibús y a varios coches y peatones. Los restos humanos estaban esparcidos a varios centenares de metros alrededor del lugar de la explosión.

DOS VERSIONES Lo que ocurrió exactamente en la zona no está muy claro. Según testigos, un camión cisterna perdió el control y chocó contra un minibús, provocando una pavorosa explosión. Fuentes de la policía y del Ministerio de Interior afirmaron que en el camión, que no llevaba gasolina, viajaban dos "terroristas suicidas" que tenían como objetivo atentar contra civiles.

Sin embargo, la comisaría de Al Bayaa está muy cerca del cruce y en el pasado ya ha sido objetivo de ataques, el último hace cinco días. De hecho, los militares que la custodiaban desaparecieron después de que los agentes argumentaran que su presencia incitaba a los ataques. Tras el atentado, soldados estadounidenses explosionaron cerca de allí dos granadas.

También en Bagdad, un iraquí murió y otros dos resultaron heridos cuando un explosivo estalló al paso de un convoy de EEUU. Las manifestaciones pro-Sadam continuaron en el triángulo suní y el norte del país. En Mosul, un sadamista fue abatido por la policía cuando los manifestantes quemaron dos sedes de partidos anti-Sadam.

Para intentar controlar el triángulo suní, la Cuarta División de Infantería estadounidense lanzó ayer en Samarra, a 120 kilómetros de Bagdad, la operación Tormenta de Hiedra, en la que 1.900 militares han tomado la ciudad y han instaurando el toque de queda. Los soldados efectúan registros casa por casa con el objetivo, según un comunicado de ámbito militar, de "eliminar los elementos del antiguo régimen y otros comandos anticoalición". Hasta ahora, ha habido 80 detenciones.