Tras apenas año y medio en un cargo para el que nunca fue confirmado por el Senado, John Bolton, el controvertido embajador de EEUU ante la ONU, presentó ayer su dimisión al presidente George Bush, convencido de que no logrará el respaldo de un Congreso que, a partir de enero, estará en manos de la oposición demócrata. "Estoy profundamente descontento de que un puñado de senadores impidan la merecida votación sobre el embajador Bolton", dijo el presidente, que no mencionó que entre los "obstruccionistas" figuraban también varios senadores de su propio partido, el republicano.

Bolton, un diplomático cuyos pronunciamientos derogatorios contra la ONU le valieron la repulsa general del organismo, fue colado por la puerta de atrás en su cargo por Bush en agosto del 2005, aprovechando que el Senado estaba de vacaciones.

CONFIRMACION PENDIENTE Pronto quedó claro que su confirmación nunca llegaría porque ni siquiera la mayoría de su partido le apoyaba. Su salida fue celebrada por figuras de la oposición demócrata como el senador John Kerry. "Con Oriente Próximo al borde del caos y las crecientes amenazas nucleares de Irán y Corea del Norte, necesitamos un embajador ante la ONU que tenga el apoyo del Congreso y que ayude a recabar la ayuda de la comunidad internacional para hacer frente a las amenazas que enfrentamos", dijo.

Mientras, Bush recibió ayer en la Casa Blanca a Abdelaziz al Hakim, líder del Consejo Supremo para la Revolución Islámica de Irak, el principal partido chií iraquí. Hakim se mostró contrario a una retirada de los militares estadounidenses de Irak.

Por su parte, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, aseguró que la situación que vive Irak es "mucho peor" que la guerra civil padecida por el Líbano. Ayer aparecieron en Bagdad los cadáveres de otros 52 iraquís, víctimas de la violencia sectaria. Mientras, EEUU también tuvo que encajar cuatro bajas más por el desplome de un helicóptero de los marines en Anbar, al oeste de Bagdad.