La reanudación del ciclo de asesinatos y represalias entre las fuerzas de Al Fatá y Hamás no solo ha dejado, con los cuatro de ayer, nueve muertos desde el viernes y más de medio centenar de heridos. También se ha cobrado una víctima política de envergadura, el ministro del Interior palestino, Hani Kauasme, que ayer dimitió ante "los obstáculos que desde el primer día han robado al ministerio sus poderes" y "han vaciado de autoridad" su cargo.

Su renuncia, aceptada por el primer ministro, llena de interrogantes el futuro de la coalición. Los ánimos vuelven a estar a flor de piel, como refleja el fracaso del alto el fuego declarado el domingo gracias a la mediación egipcia. En otro intento de restaurar la calma, el Ejecutivo ordenó ayer el despliegue masivo de las fuerzas de seguridad.

El ninguneo de su autoridad y la falta de cooperación entre Hamás y Al Fatá para aplicar el nuevo plan de seguridad, dijo Kauasme, han sido los motivos de la renuncia.