El primer ministro tunecino, Elyes Fakhfakh, ha presentado la dimisión tras varias semanas de polémica por su supuesta implicación en un delito de corrupción. La decisión sume al país en una grave crisis política que se añade a la económica y social que desde hace meses padece el país norteafricano.

Según un comunicado oficial, el jefe del Ejecutivo ofreció su renuncia tras una reunión en el palacio de Cartago con el presidente de la República, Kais Said, el presidente del Parlamento y socio de Gobierno, Rachid Ghannouchi, y el secretario general de la UGTT, principal sindicato del país e importante mediador político, Noureddine Tabboubi.

Según la Constitución, el presidente dispone ahora de una semana para designar un sustituto, que deberá lograr el apoyo de la mayoría absoluta del Parlamento en el plazo máximo de un mes y elegir un nuevo Gobierno, ya que el actual queda en funciones. En caso de que no lo consiga, la Carta Magna prevé que el plazo pueda ampliarse 30 días más antes de que se deban repetir las elecciones, celebradas el pasado octubre.

La oficina del primer ministro en funciones también anunció que los seis ministros del partido conservador de tendencia islamista Ennahda, primera fuerza del Parlamento y principal pilar del Ejecutivo, han sido sustituidos y no participarán en el Ejecutivo de transición.

PRESIÓN ISLAMISTA

La dimisión se produjo escasas horas después de que Ennahda, que ganó las últimas elecciones con 54 escaños de los 217 que componen la Cámara, emprendiera los trámites para la presentación de una moción de censura contra Fakhfakh. La formación depositó una propuesta con 105 firmas, a solo cuatro de los 109 apoyos necesarios para ser aceptada por la Asamblea.

Entre los firmantes se encuentran los diputados de Ennhada y los de los otros dos partidos mayoritarios, la formación Qalb Tunis, liderada por el controvertido magnate de los medios de comunicación Nabil Karaoui, procesado igualmente por corrupción, y la Plataforma Al Karama, de tendencia salafista.

Ninguno de ellos formaban parte de la débil coalición de Gobierno, aunque Ennahda siempre quiso sumar a "Qalb Tunis", deseo que siempre se topó con la negativa rotunda de Fakhfakh.

CONFLICTO DE INTERESES

La situación del primer ministro comenzó a complicarse semanas atrás cuando la Instancia Nacional de la Lucha contra la Corrupción (INLUCC) le consideró culpable de un presunto delito de "conflicto de intereses" por no haber declarado que poseía acciones de empresas privadas que habían contratado con la administración.

Fakhfakh, que niega los cargos, contraatacó el martes a los ataques de su socio conservador con el anuncio de una remodelación del Gabinete tras una reunión de Said, quien ha desempeñado un papel extraño al negar, entre otras cosas, que existieran maniobras para derribar el Gobierno.

Expertos locales sugirieron entonces la posibilidad de que Fakhfakh optara por expulsar del Gabinete a los seis ministros de Ennahda, en un intento por sobrevivir políticamente que ahora se ha esfumado.