El brazo de Damasco parece no tener límites en el Líbano. Un nuevo atentado con bomba en Beirut costó ayer por la tarde la vida al diputado Walid Eido, a su hijo mayor Jaled y a otras ocho personas, incluidos dos guardaespaldas del parlamentario. Hubo también al menos 11 heridos.

Eido pertenecía a la mayoría parlamentaria antisiria que lidera Saad Hariri. La explosión se produjo en una calle contigua al frente marítimo. La cadena Future TV, propiedad de la familia de Hariri, mostró imágenes en las que aparecía un coche totalmente destruido y en llamas.

CUERPOS DESGARRADOS Un periodista de la agencia France Presse vio extendidos por el lugar pedazos de cuerpos desgarrados y charcos de sangre, mientras los servicios de emergencia se apresuraban a rescatar a los heridos de la zona.

Con esta ya son seis las bombas que han estallado en Beirut y sus alrededores en menos de cuatro semanas, aunque la de ayer fue la que tuvo consecuencias más graves.

Desde el asesinato del primer ministro Rafik Hariri en febrero del 2005 los homicidios de figuras antisirias se han repetido de forma continuada. En este sentido, el ministro de Comunicación, Maruán Hamadé, se apresuró ayer a acusar al "régimen sirio" de la muerte de Eido.

Eido es, de hecho, el séptimo dirigente antisirio que pierde así la vida desde la muerte de Hariri. La lista también incluye al ministro de Industria, Pierre Gemayel, asesinado el pasado mes de noviembre en un barrio cristiano de Beirut.

Eldo tenía unos 60 años y presidía la comisión de Defensa del Parlamento libanés. Su asesinato acrecentará sin duda alguna la tensión existente entre el Gobierno y la oposición prosiria que encabeza Hizbulá.