Los diputados franceses comenzaron hoy el debate de la polémica reforma educativa presentada por el Gobierno socialista, que prevé reforzar la primaria, introduce asignaturas morales y cívicas y refuerza la formación de los docentes.

El texto, que cuenta con la oposición de algunas asociaciones de maestros, será debatido hasta el próximo día 19, jornada prevista para su adopción previsible por la mayoría socialista en la cámara, tras lo cual pasará al Senado, que lo estudiará el mes próximo.

La reforma, calificada por el Ejecutivo como "refundación" de la enseñanza, llega rodeada por la polémica sobre el incremento de la semana lectiva, pese a que este punto concreto ha sido adoptado por decreto y no forma parte de la ley.

El ministro de Educación, Vincent Peillon, decretó que los alumnos franceses tengan cuatro días y medio de clase a la semana, frente a los cuatro días actuales.

Ese cambio, que afecta a los 850.000 docentes y a los más de 12 millones de alumnos, cuenta con la oposición de asociaciones de profesores, de padres y de Ayuntamientos, que deben asumir el gasto que supone la media jornada suplementaria.

La ley prevé ayudas financieras a los municipios que amplíen la semana escolar a partir de este año, pero no para aquellos que esperen al próximo.

La reforma educativa persigue, según el Ejecutivo, atender a una de las principales promesas electorales del presidente, François Hollande, que dijo que la enseñanza sería el núcleo central de su política.

El proyecto de ley concreta el compromiso de Hollande de crear 60.000 puestos de docentes, 54.000 de ellos de maestros y el resto de profesores universitarios o de formación profesional.

El Gobierno prevé también reforzar la formación de los maestros, que el anterior Ejecutivo de Nicolas Sarkozy había reducido al mínimo como medida de ahorro.

En cinco años, entre 2007 y 2012, el Gobierno conservador suprimió 80.000 puestos en la enseñanza.

El grueso de la reforma se centra en la educación preescolar y primaria, donde se gesta, según Peillon, la mayor parte del fracaso escolar.

Según los datos del Gobierno, Francia dedica a la educación de los más pequeños un 30 % menos que la media de los países desarrollados, mientras que el gasto por alumno a partir del instituto es superior.

A esta franja de edad irán destinados un tercio de los nuevos puestos creados, con el objetivo de que haya "más maestros que clases", sobre todo en las zonas más desfavorecidas.

La reforma prevé también introducir el estudio de una lengua extranjera y de una asignatura moral y cívica en la que, entre otras cosas, sea preciso aprender los himnos francés y europeo.

Los maestros, además, podrán aprovechar estas clases para integrar la enseñanza de lenguas y culturas regionales.

El texto también prevé que se reduzca el número de alumnos que repiten curso y se suprimen los deberes escritos en primaria.

El Gobierno también quiere favorecer la introducción de métodos didácticos modernos mediante la creación de un servicio público de enseñanza digital.

Además, se creará un Consejo Superior de Programas, que redefinirá los objetivos de cada curso.