Cuba desplegó ayer toda su maquinaria político-policial para impedir que la oposición asistiera, en un pueblo del este de la isla, al entierro del disidente fallecido el martes. Orlando Zapata, el albañil muerto como preso político tras una huelga de hambre, fue sepultado al amanecer, casi como si se tratara de un fusilamiento postmortem, en su tierra natal de Banes, "antes de que el pueblo despertara" y "bajo un verdadero estado de sitio", según los opositores que lograron asistir al sepelio.

Muchos otros no pudieron hacerlo porque fueron detenidos o aislados. Los disidentes denunciaron que medio centenar de ellos acabaron en comisarías, o se les retuvo el carnet de identidad y que otros 100 estaban inmovilizados y con la policía en la puerta. Con su hogar "sitiado por los sicarios", la madre de Zapata, Reina Tamayo, clamó contra la "represión del régimen", acusó "a Fidel y Raúl Castro" y señaló: "No tienen vergüenza".

SITIADOS El Gobierno de La Habana evitó a toda costa que los "buitres" merodearan en torno al "festín del deceso", como llegó a escribir un periodista cubano en un blog oficialista, en la que fue la única referencia a la muerte de Zapata en la isla. Igual que los medios locales hicieron caso omiso de la noticia, los periodistas fueron conminados a no asistir al entierro. La policía y los agentes de seguridad se multiplicaron para sitiar a los contados opositores o detenerlos en la estación del tren y las carreteras e impedir su llegada a Holguín.

Los disidentes y la familia de Zapata acusaron al Gobierno de retener el cadáver hasta la tarde del miércoles y de exigir que lo sepultaran ese mismo día. La familia se sintió "insultada" y pidió al menos velar al fallecido. Tras consultas a La Habana, aceptaron atrasar el sepelio solo unas horas y, al final, hasta las siete de la mañana de ayer.

El portavoz de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), Elizardo Sánchez, dijo que Banes estaba "ocupada desde el martes", cuando murió Zapata tras 85 días en huelga de hambre para pedir trato de "preso de conciencia", amparado por Amnistía Internacional.

DOLOR Y PROTESTA La madre de Zapata unía el dolor y la protesta. "Muchos hermanos me han acompañado, pero hemos sido reprimidos y escoltados por los agentes de la seguridad del Estado hasta los últimos instantes", lamentó Reina Tamayo. Antes, con el muerto de cuerpo presente y la casa "sitiada toda la noche por más de una veintena de sicarios", Tamayo acusó al "régimen totalitario" del "asesinato premeditado" de su hijo, "por ser negro" y reclamar sus derechos en prisión.

Tamayo resaltó "el cinismo del Gobierno" en la breve explicación que dio el presidente, Raúl Castro, endosando la muerte a Estados Unidos.