Con unas temperaturas más bajas de lo acostumbrado en latitudes caribeñas, poco más de ocho millones de ciudadanos fueron convocados ayer a las urnas en Cuba para elegir a los 609 diputados del Parlamento entre los candidatos preseleccionados por el Partido Comunista, la única fuerza política autorizada. La disidencia interna, ilegal pero tolerada por el régimen, llamó al electorado a abstenerse y a no participar en "esta farsa electoral". El régimen cubano se ha lanzado en los últimos días a una inusual campaña para cerrar el paso a la abstención. Incluso el presidente cubano, Fidel Castro, salió a la palestra para pedir a sus compatriotas que voten y "muestren al enemigo nuestra fuerza y unidad cuando quiere dividirnos".