El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, da por hecho que las negociaciones del brexit no quedarán resueltas en la cumbre del 18 y 19 de octubre, tal y como estaba inicialmente previsto, y que la Unión Europea no tendrá más remedio que celebrar una reunión extraordinaria para cerrar el acuerdo de divorcio. La cita será a mediados de noviembre, según anunció ayer a su llegada a la cumbre informal de líderes europeos que acabará hoy en Salzburgo (Austria).

«Me gustaría finalizar en otoño. Por eso en la reunión de hoy de los Veintisiete propondré una nueva cumbre hacia mediados de noviembre», anunció Tusk. De momento, no hay fecha concreta. Según fuentes del Consejo, los líderes están tratando todavía de cuadrar agendas pero la confirmación de este nuevo encuentro extraordinario corrobora las dificultades a las que se enfrenta el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, en este esprint final.

Las próximas ocho semanas serán, por tanto, claves en el proceso lanzado tras la victoria del brexit en el referéndum celebrado por el Reino Unido en junio del 2015. Probablemente la fase más crucial de todo el proceso de divorcio. «Hoy tenemos quizá más esperanza pero hay cada vez menos tiempo. Cada día que pasa tenemos que dedicarlo a negociar», recordó el máximo responsable del Consejo Europeo.

«Un no acuerdo y un brexit duro serán difíciles para Europa pero terrible para el Reino Unido. La razón por la que queremos un compromiso es porque pensamos que es bueno para ambos» y «todavía soy optimista», aseguró el canciller austriaco y presidente de turno de la UE, Sebastian Kurz, que espera ver «avances» durante la reunión en Salzburgo.

RATIFICACIONES PARLAMENTARIAS / Y es que, o hay fumata blanca para noviembre o no habrá tiempo material para que los parlamentos nacionales -incluido el británico- ratifiquen el acuerdo antes de la fecha de salida del Reino Unido de la UE, el 29 de marzo del 2019, lo que podría derivar en un brexit sin acuerdo. «Son posibles varios escenarios todavía», admitió el político polaco sin hablar en esta ocasión de «catástrofe» como alertó ayer en su carta de invitación a los jefes de Estado y de Gobierno europeos. La realidad, apunta un diplomático europeo que sigue desde la cocina las negociaciones, es que noviembre es la fecha límite si se quiere terminar sin sobresaltos. «Si no hay acuerdo para noviembre ya entramos en zona de riesgo», alertó.

Según Tusk, algunas de las propuestas realizadas por la primera ministra británica, Theresa May, e incluidas en el libro blanco británico, conocido como plan Chequers, van en la buena dirección, como la disponibilidad para cooperar en política exterior y seguridad. Pero otras cuestiones siguen estancadas. Para empezar, la cooperación en materia económica. Y otra que preocupa muy especialmente en Bruselas: la búsqueda de una solución para evitar el regreso de una frontera física, con controles fronterizos, entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte.

ALMUERZO CON BARNIER / Este será uno de los temas que abordará Barnier con los 27 líderes de la UE durante el almuerzo de trabajo previsto para hoy, junto a la declaración política sobre la relación futura entre Bruselas y Londres y el calendario para llevar a buen puerto las conversaciones.

La solución planteada por el político francés a principios de año para evitar el regreso de la frontera dura, es decir, mantener al territorio norirlandés alineado temporalmente a la normativa europea, sigue siendo inaceptable a ojos de Londres cuyas contraofertas tampoco han convencido a Barnier, que se ha mostrado dispuesto a retocar su propuesta.

May, muy debilitada y atacada a nivel interno, presentó anoche su propio balance durante intervención de diez minutos aunque el resultado de la postura británica dependerá más bien de lo que ocurra en la conferencia anual que los tories celebrarán en la localidad de Birmingham entre el 30 de septiembre y el 3 de octubre.