El FBI detuvo ayer a dos personas que presuntamente formaron parte de un complot para lanzar un nuevo ataque terrorista en Nueva York el pasado verano. Los arrestos se produjeron en conexión con Najibulá Zazi, un afgano detenido en septiembre que trabajaba como conductor en el aeropuerto de Colorado. La policía encontró en el portátil de Zazi instrucciones para fabricar bombas y detonadores que, supuestamente, quería utilizar en el aniversario de los atentados del 11-S.

Mientras tanto, en medio de las críticas a raíz de los fallos de inteligencia en el atentado frustrado contra un avión estadounidense el día de Navidad, el nigeriano Omar Faruk Abdulmutalab compareció ayer por primera vez ante un tribunal federal de Detroit para escuchar los seis cargos que se han presentado en su contra.

El acusado, de 23 años, se enfrenta a la pena de cadena perpetua por el intento de asesinato de las 289 personas que viajaban en el vuelo de Northwest Airlines.