Una sola palabra, "ilegales", ha sido suficiente para desbaratar y dejar paralizado el contestado sistema de enjuiciamiento de los detenidos en Guantánamo establecido por la Administración de George Bush. Dos jueces militares retiraron el lunes los cargos contra dos de los 380 presos de la base estadounidense en Cuba por considerar que el Ejército no ha probado que se trate de "combatientes enemigos ilegales".

El Congreso de EEUU estableció el año pasado la formación de Tribunales de Revisión de Estatus de los Combatientes. El Pentágono debe decidir si recurre las decisiones pero es muy probable que se vea obligado a redesignar a todos los presos.