Tras una pausa de seis años, los moscovitas recordaron ayer en sus carnes lo que es una guerra terrorista. Mujeres suicidas, denominadas como las viudas negras (del Cáucaso), perpetraron en el metro de Moscú dos atentados con bombas caseras que causaron al menos 38 muertos y un centenar de heridos.

En una respuesta dura, las autoridades rusas declararon una guerra sin cuartel a los terroristas. "Proseguiremos las operaciones contra los terroristas sin vacilaciones y hasta el final. Es evidente que las medidas aplicadas hasta ahora son insuficientes", dijo el presidente ruso, Dmitri Medvédev. El primer ministro, Vladimir Putin, prometió puño de hierro: "Los órganos de seguridad harán todo lo que puedan para encontrar y castigar a los criminales. Los terroristas serán aniquilados".

Las explosiones atronaron en la hora punta en dos estaciones céntricas. El primer estallido se produjo a las 07.56 (hora local) en la estación de metro Lubyanka, frente a la sede del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB), el principal órgano de seguridad responsable de la lucha antiterrorista. La potencia fue equivalente a unos cuatro kilogramos de trilita.

RESTOS DE LAS KAMIKAZES Unos 45 minutos después se produjo la segunda explosión, equivalente a dos kilos de trilita en la estación Park Kulturi. Esta segunda acción tuvo lugar a una parada de la estación Oktiabrskaia, donde se está la sede del Ministerio del Interior.

El jefe del FSB, Alexandr Bórtnikov, informó que, según datos preliminares, mujeres suicidas procedentes del Cáucaso Norte perpetraron los dos atentados. Según Bórtnikov, "en el lugar de las explosiones se encontraron fragmentos de los cuerpos de dos mujeres suicidas".

A ese tipo de kamikazes, que han golpeado ya otras veces la capital rusa con atentados con bomba, les llaman viudas negras porque visten ropa de luto y suelen ser esposas de comandantes de campaña islámicos abatidos por los servicios secretos. Para los atentados se utilizó ciclonita, sustancia muy usada por la guerrilla separatista chechena.

Ambas estaciones afectadas están en la línea roja, inaugurada en 1935 y una de las más concurridas del metropolitano, que es utilizado diariamente por nueve millones de personas. "Las explosiones ocurrieron cuando los vagones se encontraban en las estaciones con las puertas abiertas. Murieron algunos pasajeros en el vagón y otros en la plataforma", explicó una portavoz del Ministerio de Emergencias. El hecho de que las puertas de los vagones estuvieran abiertas restó potencia a las explosiones y salvó muchas vidas.

Las dos explosiones fueron seguidas por una avalancha de noticias falsas sobre nuevos atentados en otras estaciones. Todos fueron desmentidos por la policía. Sin embargo, las autoridades pusieron ayer un anuncio que advierte a los pasajeros del peligro de nuevos atentados.

ATAQUE A UN TREN El presidente ruso llegó ayer por la tarde a la estación Lubyanka para depositar flores de la mano del alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov. "No tengo ninguna duda de que vamos a encontrarlos y aniquilarlos a todos", dijo Medvédev, quien recordó que recientemente los servicios especiales rusos acabaron con los presuntos organizadores de un ataque, en noviembre pasado, contra un tren que hacía el trayecto Moscú-San Petersburgo y en el que murieron 28 personas y más de 90 resultaron heridas. "Les hemos aniquilado por completo", dijo.

A través de su portal de internet, los separatistas chechenos habían reivindicado el atentado contra el tren Nevski Express . Una nota señaló que fue llevado a cabo por orden de Dokú Umárov, actual jefe de los terroristas chechenos, y que "fue planeado como parte de una gran operación contra instalaciones estratégicas rusas".

Los terroristas advirtieron en su misiva de que semejantes ataques "continuarán mientras la ocupación rusa en Chechenia no cese su política de exterminación de civiles solo por el hecho de ser musulmanes". Dadas esas circunstancias, la pista chechena se presenta como la principal versión para los investigadores. "Es la versión predominante", reconoció Bórtnikov.

Los agentes de seguridad informaron de que buscan a otras dos mujeres de rasgos eslavos que acompañaron a las terroristas suicidas hasta la entrada del metro, y que fueron filmadas por las cámaras de seguridad, y a un hombre de unos 30 años como posibles cómplices.