La Amazonia boliviana, controlada por sectores conservadores, desafía hoy al presidente Evo Morales con sendos referendos sobre la autonomía que profundizan el enfrentamiento político entre el occidente y el oriente blanco del país. Las regiones de Beni y Pando son productoras de carne y castaña, y representan el 5% de una población de 10 millones de habitantes. Forman parte del eje opositor que lidera Santa Cruz, y que el pasado 4 de mayo hizo valer en las urnas, al menos en el plano retórico, su voluntad de asumir competencias económicas e institucionales del poder central.

Para el Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) tanto la consulta cruceña como las de la Amazonia son ilegales. Pero esta vez Morales decidió hacer una campaña más activa en favor de la abstención o el no al estatuto. El viernes estuvo en Cobija, la capital de Pando. Allí repartió ambulancias y otras donaciones. "Esos grupos que no quieren cambio ... tal vez tumbarán al indio, pero jamás van a tumbar a pueblos que buscan igualdad y equidad", dijo a sus seguidores.

Insistió en que las élites se han rebelado porque defienden los privilegios de pocas familias terratenientes. Y, cuando se fue, grupos campesinos anunciaron su decisión de bloquear carreteras para impedir el traslado de las urnas. Los defensores de la autonomía confían en ganar ampliamente las consultas.

El 22 de junio, en Tarija, tendrá lugar el último referendo autonómico. Pero la gran batalla entre Gobierno y oposición será la del 10 de agosto: todas las autoridades bolivianas se someterán a la voluntad soberana en un plebiscito revocatorio.