Haciendo de la necesidad virtud, Barack Obama puso un especial empeño en rodearse de los mejores para afrontar el asalto a la Casa Blanca, hasta que el triunfo electoral del pasado martes coronó la catarata de elogios cosechados por su campaña. En tiempos de quinielas febriles sobre la composición de la Administración de Obama, está por ver si algunos de ellos, vitales en la carrera del senador por Illinois hacia la presidencia, conservarán un papel destacado. Es el caso de Bill Barton, su eficaz portavoz de campaña, o de Chris Hughes, el brillante cofundador de Facebook que convirtió la web del candidato en una auténtica plataforma social.

Obama deshoja la margarita y valora la experiencia --en muchos casos acumulada en los tiempos del expresidente Bill Clinton-- de personajes de postín del establishment demócrata. Al vicepresidente, Joe Biden, y al flamante jefe de gabinete, Rahm Emanuel --actual congresista por Illinois y exasesor de Clinton que ayer aceptó el cargo que le ofreció el presidente electo--, ya sumados a la causa, les pueden seguir los exsecretarios del Tesoro ministros de Hacienda Lawrence Summers y Bob Rubin, o el mismísimo excandidato presidencial John Kerry.

El presidente electo también cumplirá su promesa de dar cancha en su Administración a alguna figura republicana, como por ejemplo Robert Gates, hoy secretario de Defensa y que puede seguir siéndolo. Su labor es, en general, bien valorada tanto por los republicanos como por los demócratas.

Pero en el que ha sido el núcleo duro que ha acompañado a Obama en su fulminante y exitoso despegue político, hay nombres que van a seguir ejerciendo su influencia tanto en la delicada transición como en el intenso mandato presidencial que se avecina. Son el dream team del nuevo presidente de Estados Unidos.