Que Boris Johnson no quiere una prórroga del brexit no es ningún un secreto. A principios de septiembre dijo alto y claro que «preferiría estar muerto en una zanja» antes que pedirla. Pero eso es justo lo que tuvo que hacer el sábado, obligado por el Parlamento británico. Desde entonces, y con el brexit en el limbo, no se ha cansado de pedir a los dirigentes europeos con los que ha hablado en las últimas horas -desde la alemana Angela Merkel hasta el irlandés Leo Varadkar- que no acepten el nuevo aplazamiento, tal y como ha recomendado el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para evitar una salida caótica.

Johnson celebró ayer un encuentro con el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, para discutir el futuro del brexit después de que los diputados rechazaran la agenda legislativa de tres días propuesta por el Gobierno. Desde Downing Street se indica que no aceptará de la Unión Europea la extensión de tres meses que ha pedido el Parlamento británico y en ese caso tratará de forzar elecciones antes de Navidad.

RESPUESTA DE LA UE / Johnson espera la respuesta de la UE para saber si se le será concedida una prórroga, su duración, y bajo qué condiciones. Quizás el primer ministro aceptaría un plazo muy breve y técnico para completar la legislación, después de haber conseguido un primer respaldo al acuerdo en la Cámara de los Comunes, por una mayoría muy cómoda de 30 puntos. La oposición estaría dispuesta a ir a por unas elecciones generales, si antes se garantiza un aplazamiento que evite la salida del brexit sin acuerdo.

Tusk defiende una nueva prórroga, de carácter flexible (flextension en la jerga comunitaria) de forma que el brexit se produzca en cuanto se ratifique el acuerdo y que no vaya más allá de los tres meses (hasta el 31 de enero de 2020), el plazo solicitado por el Reino Unido en la carta remitida el pasado fin de semana. De momento, la primera discusión entre los 27 embajadores ante la UE se saldó ayer sin decisiones. Todas las delegaciones, según fuentes europeas, coincidieron con Tusk en que el aplazamiento es necesario para evitar una salida caótica el 31 de octubre pero «no estaba previsto tomar ninguna decisión y no se han tomado», indicó.

No hay consenso sobre la duración exacta de la prórroga. «Todavía se está discutiendo», admiten las mismas fuentes. Y, además, algunas delegaciones esperan «más claridad» de parte del Reino Unido antes de posicionarse. Los embajadores de los 27 volverán a reunirse este viernes. Mientras tanto, Tusk continuará con su ronda de consultas antes de tomar una decisión que se espera «a finales de semana».

El primer dirigente europeo en cerrar públicamente filas con Tusk y aceptar su recomendación fue ayer el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, un protagonista clave en el proceso de divorcio por las implicaciones que la salida de Irlanda del norte de la UE, junto con el resto del Reino Unido, tendrá para la isla de Irlanda. Una postura compartida por otros dirigentes europeos.

Pero no todas las delegaciones lo tienen tan claro. Francia, partidaria de una prórroga técnica lo más corta posible, ha dejado claro en las últimas semanas que solo aceptará una prórroga con una buena justificación.

OBJECIONES / La incógnita por despejar -más allá del plazo- es si la decisión requerirá de una nueva cumbre al más alto nivel político la próxima semana o bastará con la aprobación por procedimiento por escrito, tal y como ha pedido Tusk. Según una fuente europea durante la reunión entre los embajadores «nadie ha puesto objeciones a utilizar» la vía escrita.

También desde la Eurocámara ha cerrado filas con la propuesta de Tusk. «Creo que es aconsejable que el Consejo Europeo acepte el aplazamiento. Esta prórroga permitirá al Reino Unido clarificar su posición y al Parlamento Europeo ejercer su papel», secundó el presidente de la Eurocámara, David Sassoli.