La iraní Shirin Ebadi, que el viernes ganó el Premio Nobel de la Paz, expresó su deseo de que los castigos "modernos" sustituyan a las penas islámicas y de que se supriman la lapidación y las amputaciones en su país, en declaraciones al diario Le Monde . La abogada estimó que el galardón "alentará a los militantes de los derechos humanos y a la sociedad iraní, que podrá considerar las actividades humanitarias como un objetivo interesante".

Ebadi, que participó en 1997 en la campaña que llevó a la presidencia de Irán al reformista Mohamed Jatami, se niega a caer en la trampa de considerar que islam y democracia se contradicen. "El islam no es responsable de esto, sino los regímenes corruptos de los países musulmanes, que desgraciadamente se acogen a este pretexto para justificar su Gobierno ilegítimo", aseguró la abogada premiada.

Esta activista en favor de los derechos de la mujer y de la infancia se inclinó por el retorno a un cierto laicismo en Irán: "Soy favorable a la separación entre Estado y religión. Mi posición no va contra el islam. En estos momentos, hay grandes ayatolás que defienden esta separación".

La galardonada, que se encuentra en París, tiene previsto regresar a su país el próximo martes. El Gobierno iraní se felicitó ayer por el premio, que calificó de "honor para las mujeres iranís" y expresó su esperanza de que los puntos de vista de Ebadi "sean tomados en consideración dentro y fuera de Irán".