No cesa la destrucción de empleo en Estados Unidos. El Departamento de Trabajo ha anunciado este jueves que 2.4 millones de estadounidenses solicitaron la semana pasada la prestación de desempleo, una cifra que sumada a la de las últimas ocho semanas sitúa el desempleo en los 38.6 millones de parados. El dato confirma la tendencia a la baja de las reclamaciones del subsidio, aunque todo indica que el país está lejos de haber tocado fondo.

Estos últimos números llegan en plena reapertura de la primera economía mundial. Los 50 estados del país han entrado ya en la primera fase de la desescalada, a pesar de que EE UU sigue siendo el epicentro mundial de la pandemia de coronavirus, con casi 1.4 millones de contagios y 93.800 muertos.

La sacudida generada por la epidemia está sumiendo al país en su peor recesión en casi un siglo. La Oficina Presupuestaria del Congreso estima que el producto interior bruto estadounidense se contraerá entre abril y junio un 38%, una cifra sin precedentes históricos. Las dimensiones de la factura económica ponen en duda que la recuperación pueda ser tan vigorosa como había augurado la Casa Blanca, que vaticinó un rápido repunte en cuanto los estados movieran ficha para relanzar sus economías.

Nuevos estímulos

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, advirtió recientemente que es necesario que el Congreso adopte cuanto antes nuevas medidas de estímulo fiscal para evitar que el daño sea permanente. "Seguramente necesitamos más, también por parte del Congreso", dijo esta semana Powell al testificar en el Capitolio.

Las medidas adoptadas hasta ahora por los legisladores rondan los 3 billones de dólares, pero posiblemente no serán las últimas. La Cámara de Representantes controlada por los demócratas aprobó la semana pasada un nuevo paquete de ayudas por valor de 3 billones de dólares, aunque el proyecto de ley no tiene prácticamente ninguna posibilidad de ser refrendado en el Senado, de mayoría republicana.

La batalla política se centra ahora en la extensión del subsidio del desempleo que, de forma extraordinaria, aumentó en 600 dólares en marzo para ayudar a los estadounidenses a hacer frente al súbito parón de la actividad económica. Ese aumento expira a finales de julio y la intención de los demócratas es prolongarlo, una postura a la que se resiste por el momento la Casa Blanca.

Los republicanos sostienen que el aumento de las ayudas a los parados desincentivan la búsqueda de empleo. "Vamos a tener que limpiar las políticas dementes de los demócratas, que consisten en pagar más a la gente por estar desempleada de lo que ganarían si regresaran al trabajo", dijo Mitch McConnell, el líder de los conservadores en el Senado.

El paro se situó en abril en el 14.6% de la población activa, una cifra sin apenas precedentes. El computo de Trabajo no incluye a los trabajadores autónomos ni aquellos empleados en la economía colaborativa, aunque todos están cobrando por primera vez la prestación, una de las medidas que incluyó el paquete de ayudas fiscales aprobado en marzo.