El gobierno de Estados Unidos acusó hoy a José Padilla y a otros dos presuntos miembros de Al Qaeda de pertenecer a una célula en el sur de Florida que presuntamente apoyó a grupos terroristas a nivel internacional. Padilla, de origen puertorriqueño, Adham Amin Hassoun y Kifah Wael Jayyousi, fueron presentados por la Fiscalía Federal ante un jurado como piezas claves para proporcionar dinero y equipo a organizaciones extremistas.

En los argumentos iniciales en el juicio contra los tres acusados, el fiscal Brian Frazier dijo que éstos pertenecían a una célula que respaldaba el terrorismo, "con sede en el sur del estado de Florida". Frazier afirmó que Padilla, de 36 años, accedió a ser reclutado por Adham Amin Hassoun y que había sido entrenado en Afganistán.

Los otros dos acusados suministraron apoyo para acciones presuntamente terroristas en Chechenia, el Líbano y Somalia, entre otros países, según el fiscal. Padilla tuvo hoy finalmente una comparecencia ante un tribunal tras cinco años de detención, a la que acudió vestido con un traje oscuro y camisa beige, en un caso que ha puesto a prueba los derechos civiles y la política antiterrorista de Estados Unidos.

El fiscal recordó a los doce integrantes del jurado que los acusados son juzgados por conspirar para secuestrar, mutilar o asesinar a personas en el extranjero como parte de una guerra santa islámica, y de proveer apoyo a grupos extremistas islámicos. Los tres acusados, que se han declarado inocentes, podrían ser condenados a cadena perpetua de ser declarados culpables.

Frazier dijo que los tres no sólo presuntamente accedieron a participar en la conspiración, sino que también llevaron a cabo acciones concretas para lograr ese objetivo. Tras ser detenido en mayo de 2002 como sospechoso de conspirar para detonar una bomba radiactiva en EEUU, el puertorriqueño, conocido como Abdullah al-Muhajir, permaneció detenido tres años sin que se presentara una acusación formal en su contra.

Un mes después de su detención fue declarado por el gobierno estadounidense "enemigo combatiente" y entregado a custodia militar, pero esa acusación no forma parte de los cargos actuales. El ex pandillero de Chicago, quien se convirtió al islám, siguió el desarrollo de la vista judicial con mucha atención y antes de comenzar la sesión expresó gran alegría al percatarse de que su madre, Estela Ortega Lebrón, se encontraba en la sala.

El juicio comenzó bajo fuertes medidas de seguridad en un tribunal de Miami. Desde primeras horas de la mañana, grupos de agentes inspeccionaron los alrededores del tribunal federal, en el centro de la ciudad, con un perro de la unidad canina antiexplosivos, y los asistentes fueron sometidos a una rigurosa segunda inspección antes de entrar en la sala.