Las tropas norteamericanas desplegadas en Afganistán provocaron el pasado viernes la segunda matanza accidental de niños en menos de una semana. Los mandos militares de EEUU admitieron ayer haber matado a seis pequeños durante un ataque aéreo en la provincia de Paktia, al este del país, contra una supuesta base del mulá Jalani, un cabecilla guerrillero afgano vinculado a la red terrorista Al Qaeda.

Según el teniente coronel Brian Hilferti, portavoz militar norteamericano, los soldados de EEUU hallaron los cuerpos de "seis menores y dos adultos bajo un muro derrumbado" cuando llegaron a pie al día siguiente al lugar del bombardeo.

Hilferti se llenó la boca de explicaciones para justificar la nueva matanza, que se produjo casi simultáneamente a la muerte de nueve niños en otro ataque aéreo en la vecina provincia de Ghazni. "Observamos fuego de ametralladora desde la base, y no pensamos que hubiera civiles en el interior; disparamos desde el aire, y el fuego de ametralladora cesó", subrayó Hilferti.

El propio portavoz norteamericano admitió que la nueva masacre podría exacerbar el sentimiento antinorteamericano en el sur y este de Afganistán.