Las fuerzas ocupantes de Irak prometieron ayer vengar la muerte y posterior mutilación de cuatro contratistas estadounidenses que trabajaban para el Ejército de EEUU el pasado miércoles en el llamado triángulo suní . El vicejefe de las operaciones militares en Irak, el general de brigada Mark Kimmit, anunció que próximamente sus tropas entrarían en Faluya, con una fuerza militar "abrumadora", mientras que el administrador civil norteamericano, Paul Bremer, advirtió de que la masacre "no quedará impune".

"Las fuerzas de la coalición responderán", subrayó Kimmit. "Regresarán y atraparán a los responsables", advirtió el general norteamericano, quien no quiso dar más detalles sobre la probable operación de castigo que lanzará contra Faluya: "Será a la hora y en el lugar de nuestra elección; será metódica, precisa y abrumadora", concluyó.

En similares términos se manifestó el procónsul Bremer. "Los actos que hemos visto han sido despreciables; violan los principios de cualquier religión, así como las bases de una sociedad civilizada", recalcó.

Los cuerpos de los cuatro norteamericanos fueron devueltos ayer al Ejército de EEUU, mientras que en Faluya nadie parecía arrepentirse de lo sucedido el día anterior. "Ellos los americanos aparecen y disparan contra civiles. ¿Por qué no pueden morir ellos también?", dijo Amir, un tendero, a Reuters.

ESCASO IMPACTO EN EL PAIS Pero en EEUU, el impacto visual de la sangrienta posguerra de Irak sigue sin ser percibido por los estadounidenses, a pesar de que han muerto ya 597 soldados. La repatriación de los féretros no ha sido mostrada públicamente en televisión, por orden expresa del Pentágono.

En el mismo espíritu, el miércoles, algunas de las grandes cadenas televisivas optaron por censurar las imágenes más duras de las vejaciones sufridas por los cadáveres calcinados "por delicadeza hacia los televidentes".

El atentado de Faluya y la explosión de resentimiento contra EEUU ha sembrado dudas en el estamento militar estadounidense de haber dado ya el golpe de gracia a la resistencia, según The New York Times .

La cúpula militar estadounidense en Irak cree además que los leales a Sadam están siendo sustituidos por simpatizantes de Al Qaeda y que la posguerra se está convirtiendo en una guerra de desgaste que puede durar años. En el sur continúan las protestas entre la policía iraquí y civiles que exigían el pago de sus salarios. Al menos un iraquí resultó muerto ayer en Basora.