La presencia militar de Estados Unidos en Irak va para largo, según dejó ayer claro el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, precisamente mientras el Gobierno estadounidense presentaba, ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, un proyecto de resolución que busca legitimar la autoridad de EEUU y Gran Bretaña como potencias ocupantes durante un plazo inicial de 12 meses. Un año al cual Rumsfeld se refirió como un mero "periodo de revisión" de los planes generales de la Casa Blanca para esta posguerra.

"Cualquiera que piense que sabe cuánto se va a tardar (en estabilizar Irak), se engaña", subrayó también el jefe del Pentágono. "Hay muchas variables asociadas" a la posguerra iraquí, añadió el comandante supremo de las fuerzas de Estados Unidos en el golfo Pérsico, el general Tommy Franks, para explicar la imposibilidad de establecer un calendario de la presencia militar estadounidense en Irak.

PRORROGA AUTOMATICA

Los 12 meses iniciales de autoridad para administrar Irak que cita la resolución patrocinada por EEUU, Gran Bretaña y España, se prorrogarán automáticamente si el Consejo de Seguridad no decide lo contrario, según establece el documento.

Pero dado que Washington y Londres disponen de poder de veto, sería imposible aprobar una resolución que les impida prolongar su autoridad en Irak tanto como deseen. Pero una larga presencia militar sería inaceptable para otros países miembros del Consejo.

Igualmente difícil de aceptar será, probablemente, el papel mínimo a que queda relegada la ONU en el proyecto de resolución: simplemente le corresponde levantar las sanciones impuestas a Irak en los últimos 13 años. La ONU pierde el control sobre las ventas del petróleo iraquí, que será administrado por las potencias ocupantes: EEUU y Gran Bretaña. El retorno de sus inspectores de armas, únicos reconocidos por la comunidad internacional para certificar la ausencia de armas de destrucción masiva en Irak, ni siquiera se menciona en el documento, a pesar de que Rusia y Francia han esgrimido las anteriores resoluciones del Consejo, que exigen esa certificación, para levantar las sanciones.

COMIENZA EL TIRA Y AFLOJA

"Tenemos una larga lista de preguntas" sobre el documento, manifestó ayer el embajador ruso ante la ONU, Sergei Lavrov. Incluso el delegado de España, Inocencio Arias, reconoció que "este texto puede mejorarse". El embajador de Estados Unidos, John Negroponte, expresó en cambio su deseo de que "esta resolución se apruebe tan pronto como sea posible". "Vemos el 3 de junio --precisó--, cuando expira el programa Petróleo por alimentos , como límite máximo".

En la Casa Blanca, el portavoz Ari Fleischer recalcó que "el presidente Bush quiere que el Consejo de Seguridad actúe rápido, pues no hay necesidad de un debate prolongado". Bush cuenta con que los que le hicieron frente en la ONU, cuando buscó respaldo para atacar a Irak, no deseen repetir el choque, sobre todo tras su victoria militar en la guerra.

Francia, país que encabezó la rebelión contra Washington y contra sus prisas por desencadenar el conflicto militar, ha adelantado que está dispuesta a adoptar una postura más pragmática, mientras que Angola y Chile dispensaron ayer en la ONU una acogida positiva al proyecto de resolución de EEUU.