Los malos presagios para el presidente de EEUU, George Bush, se cumplieron en las elecciones estatales y locales celebradas el martes de un extremo a otro del país. Los candidatos republicanos a gobernadores de Virginia y Nueva Jersey sufrieron sonoras derrotas, mientras en California los votantes rechazaron las cuatro propuestas con las que el cada vez más impopular gobernador republicano, Arnold Schwarzenegger, se jugaba una gran parte de su prestigio.

Estas derrotas ponen en evidencia el desgaste que han sufrido Bush y su partido y pueden ser un síntoma de que los estadounidenses comienzan a abandonar al partido en el poder, algo muy preocupante para la Casa Blanca cara a las elecciones legislativas del 2006. La oposición tratará de capitalizar esta debilidad para recuperar la mayoría en el Congreso.

"La política de los republicanos a escala nacional ha tenido un efecto real en las elecciones de Virginia y California", resaltó ayer el presidente del Partido Demócrata, Howard Dean. Desde el bando contrario, el gobernador republicano de Arkansas, Mike Huckabee, hizo hincapié en que estas derrotas "no marcan tendencia", aunque reconoció que sus correligionarios "no pueden dormirse en los laureles".

La derrota de Jerry Kilgore en Virginia resulta especialmente dolorosa para Bush, ya que hizo escala el lunes en Richmond para apoyar al candidato. Pero los votantes dieron la victoria a Tim Kaine. Otro tanto sucedió en Nueva Jersey, donde el demócrata Jon Corzine triunfó holgadamente sobre Doug Forrester.

´GOBERNATOR´ EN APUROS El golpe se agravó con el revolcón que los californianos dieron a Schwarzenegger, al hundir sus intentos por limitar el poder de los legisladores estatales en beneficio del suyo. Sus cuatro propuestas salieron derrotadas. Las posibilidades del gobernator de ser reelegido el año que viene han quedado en entredicho.