En los años 80 nació en EEUU el Movimiento Santuario, una asociación de centenares de congregaciones religiosas que ayudaban a los centroamericanos a entrar y permanecer sin papeles en el país. Ahora, cuando se calcula que 12 millones de inmigrantes indocumentados viven en EEUU y que el flujo no cesa, el movimiento ha renacido.

Su principal emblema ha sido Elvira Arellano, una mexicana que el 15 de agosto del 2006 buscó refugio en la Iglesia Metodista Unida Adalberto de Chicago para evitar una deportación inminente que le obligaría a separarse de su hijo, nacido en EEUU. Hace unos días, abandonó la iglesia para embarcarse en un viaje por el país plagado de actos a favor de la reforma de las leyes de inmigración. El domingo fue detenida y deportada a México. Con ella iba su hijo, que ha quedado bajo la custodia de Clérigos y Laicos Unidos por la Justicia Económica y del Centro sin Fronteras. Arellano se ha convertido en un símbolo para todos aquello que protestan por la intensificación de las redadas contra inmigrantes sin documentación.