Se les conoce, con sorna, como Las joyas de la corona . Se trata de un informe de 693 páginas con documentos de las operaciones ilegales que la CIA llevó a cabo entre los 50 y los 70, en plena guerra fría, y que la próxima semana será desclasificado, según anunció el jueves el director de la agencia de espionaje, Michael Hayden. En esas páginas hay de todo. Un paraíso para historiadores, periodistas y defensores de las teorías de la conspiración.

"La mayor parte del informe es poco halagador, pero forma parte de la historia de la CIA, de una CIA muy diferente en unos tiempos muy diferentes", dijo Hayden ante una audiencia de historiadores cuando hizo el anuncio. Hay joyas en el informe que ya se conocen, porque fueron reveladas en comisiones de investigación del Congreso, pero aun así el texto tiene un indudable interés, aunque solo sea para saber cómo explicaba internamente la CIA estas operaciones.

CONTRA LA LEY Según se ha hecho público, las primeras operaciones datan de 1953, cuando la CIA vulneró la ley que le prohíbe trabajar en el país al abrir el correo que llegaba a ciudadanos estadounidenses desde China y la URSS. La agencia también se infiltró en grupos pacifistas y de negros supuestamente financiados desde el extranjero entre 1967 y 1971, espió a periodistas y a sus agentes. Destacan las pruebas médicas a civiles que incluyen "la reacción a determinados fármacos".

Al margen del control presidencial y del Congreso, la CIA fue un agente libre en estos años. Cuando sus actividades ilegales llegaban a oídos de los políticos, las reacciones eran de pánico. Así lo demuestran unos documentos de 1975 hechos públicos el jueves por el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington. En ellos, se ve la reacción de estupor del entonces presidente, Gerald Ford, cuando la prensa empezó a revelar lo que un director de la CIA, William Colby, calificó de "esqueletos en el armario".

"Si las operaciones se desvelan, correrá la sangre", le dijo a Ford su secretario de Estado, Henry Kissinger, según un memorando de enero de 1975. En los textos, Ford se muestra partidario de crear una comisión de investigación, y Kissinger se opone: "Cuando el FBI tenga licencia para cazar dentro de la CIA, esto acabará siendo peor para el país que el Watergate", en referencia al escándalo de espionaje que supuso la caída de Richard Nixon. "No queremos destruir la CIA, sino preservarla. Pero las actividades ilegales no deben suceder", argumentaba Ford.