El Departamento de Justicia de EEUU anunció ayer a bombo y platillo la detención y procesamiento en Miami (Florida) de siete "terroristas nacionales" que querían emular a Al Qaeda y lanzar "una guerra total" contra Estados Unidos, perpetrando atentados para destruir el edificio más alto del país, la Torre Sears de Chicago, que tiene 110 pisos, y la sede del FBI en Miami. Buscaban causar un daño "tan grande o mayor que el del 11-S", afirmó ayer el fiscal general, Alberto González, en Washington.

Cinco de ellos son estadounidenses y dos haitianos, de edades comprendidas entre 22 y 32 años, y fueron arrestados el jueves en un almacén de Liberty City, una barriada muy pobre de Miami. Cinco son miembros de la secta religiosa Mares de David, que también tiene "soldados" en Chicago, según declaró a la cadena CNN uno de sus miembros, el Hermano Corey. Sin embargo, vecinos del barrio donde fueron detenidos los describieron como musulmanes proselitistas que parecían "haber sufrido un lavado de cerebro y decían haber entregado sus vidas a Alá", explicó Tashawn Rose.

GUERRA CONTRA EL GOBIERNO Según el acta de procesamiento, Narseal Batiste, uno de los siete, comenzó en noviembre a reclutar y entrenar a otros para "lanzar una guerra contra el Gobierno de EEUU". A tal fin trataron de conseguir ayuda de Al Qaeda, juraron fidelidad a esta organización terrorista y conspiraron para "destruir con un explosivo" la Torre Sears y la sede del FBI en Miami Norte.

Sin embargo, los planes se fueron a pique cuando se reunieron con un informante del FBI, que los conspiradores tomaron por "un representante de Al Qaeda". En diciembre del 2005, le solicitaron botas, uniformes, metralletas, radios, vehículos y 50.000 dólares en efectivo para montar "un ejército islámico que desencadenase la guerra santa" contra Estados Unidos.

Dos meses después, Batiste solicitó a su contacto con Al Qaeda que les facilitase entrenamiento, mientras planeaban los atentados. El 16 de marzo, aquel falso miembro de la organización de Osama bin Laden le entregó una cámara digital para que fotografiara los blancos de los ataques, una trampa en la que Batiste cayó al entregarle, 10 días después, las fotos de la sede del FBI y otros edificios del Gobierno que pensaban atacar, aunque el 24 de mayo le comunicó que sus planes se retrasarían "por problemas en su organización".

"La globalización y la tecnología han creado un nuevo tipo de terrorismo", explicó ayer González. "Hoy, las amenazas terroristas proceden de células más pequeñas y menos definidas, que no están afiliadas a Al Qaeda pero que se inspiran en el mensaje violento de los radicales islámicos", añadió.