Las autoridades estadounidenses han desmantelado un comando de seis personas --descritas como "militantes islamistas"-- que planeaban atacar el cuartel militar de Fort Dix (Nueva Jersey), según se hizo público ayer. Los arrestados --cuatro yugoslavos, un turco y un jordano--, pretendían "matar a cuantos más soldados mejor" aunque, según Tony Snow, portavoz de la Casa Blanca, "en este momento no hay pruebas de que recibieran instrucciones de organizaciones terroristas internacionales".

Pero que la mano de Osama bin Laden y Al Qaeda no esté tras el comando y que los detenidos no sean considerados "terroristas de alto nivel" no resta preocupación. Los presuntos terroristas, que ayer comparecieron ante un tribunal federal para afrontar los cargos de conspiración para matar a militares estadounidenses, fueron arrestados el lunes en una operación conjunta del FBI y del departamento de inmigración. Tres de ellos estaban en EEUU ilegalmente, dos tenían permisos de trabajo y otro más era ciudadano estadounidense. Todos llevaban varios años viviendo en el país y su plan consistía en entrar armados en la base de Fort Dix y abrir fuego de forma indiscriminada.

La investigación empezó a principios del 2006, cuando los seis arrestados llevaron un vídeo a una tienda para que se lo grabaran en un DVD. En las imágenes se veía a 10 personas, entre ellas los seis acusados, en un bosque disparando armas de asalto. La tienda pasó la cinta al FBI.

Como fruto de la investigación, que duró 16 meses, los investigadores averiguaron que el comando estaba vigilando varias instalaciones militares hasta que se decidió por Ford Dix. Uno de ellos trabajaba como repartidor de pizzas en el cuartel, lo que le permitió recabar información. Su plan finalizó el pasado lunes, cuando las autoridades les tendieron una trampa: fueron arrestados en el momento en que pretendían comprar unos kalashnikov a un colaborador del FBI.