El estado de Georgia ejecutó al reo Marion Wilson por el asesinato de un guardia de prisiones en 1996, lo que le convirtió en el ejecutado 1.500 en los Estados Unidos desde que la pena de muerte quedó restituida hace cuatro décadas.

A Wilson, un afroamericano de 42 años, lo declararon muerto a las 21.52 hora local (01.52 del viernes GMT) tras recibir una inyección letal en la prisión de Jackson, al sur de Atlanta, según notificó el Departamento Correccional de Georgia.

"Nunca he matado a nadie", dijo al ser preguntado por sus últimas palabras. "Os querré siempre a todos y esto la muerte no lo puede detener", añadió, dirigiéndose a sus familiares. Wilson fue ejecutado por el asesinato en 1996 de Donovan Corey Parks, un guardia de prisiones que tenía 24 años.

El asesinato del guardia

El jurado que lo condenó a muerte consideró probado que la noche del 28 de marzo de 1996, Wilson y su cómplice Robert Earl Butts -ejecutado en mayo del año pasado-, fueron "en busca de una víctima" a los almacenes Walmart de Milledgeville, al sureste de Atlanta. Ambos formaban parte de la pandilla Folk Nation.

Wilson y Butts coincidieron en los almacenes con Parks, que había ido a comprar comida para su gato, jabón y cacao después de acudir a la iglesia. Butts y Parks se conocían porque habían trabajado juntos en un restaurante Burger King, por lo que este le pidió al que sería su víctima, el favor de llevarles a él y a su amigo con su vehículo a otro punto.

Unos 15 minutos después de subirse al vehículo, Parks recibió un disparo en la cabeza. La investigación no logró esclarecer quién de los dos disparó a Parks, por lo que los fiscales acusaron a ambos de ser los autores materiales del asesinato.

Después de dispararle, Parks y Butts abandonaron boca abajo el cuerpo sin vida de Parks y se marcharon en el automóvil robado de la víctima hasta Atlanta con la intención de venderlo, aunque no lo lograron y terminaron por quemarlo.

La última cena

Wilson, que antes del asesinato de Parks había estado encerrado en un centro de menores, fue detenido cuatro días después cuando visitaba a su abogada por un caso menor pendiente. Butts fue detenido ese mismo día, escondido en un armario en la casa de su abuela.

Antes de su ejecución, el estado de Georgia le sirvió a Wilson una última cena a su gusto, que consistió en una pizza mediana de masa fina con todo y 20 alitas de pollo al estilo buffalo; para beber jugo de uva y de postre tarta de manzana y medio litro de helado de mantequilla y pacanas. La de Wilson fue la segunda ejecución del año en Georgia y la décima en todo el país. También fue la número 1.500 en Estados Unidos desde que el Tribunal Supremo restituyó la pena de muerte en 1976.