Dos médicos forenses estadounidenses examinan desde ayer el cadáver de Abú Musab al Zarqaui, que falleció el miércoles en Irak en un ataque aéreo. Con la autopsia, el Ejército de EEUU desea despejar las duda sobre las causas de la muerte.

En un principio, el alto mando norteamericano aseguró que Zarqaui murió en el bombardeo contra la casa donde se escondía. Después rectificó y dijo que el terrorista sucumbió a graves heridas tras llegar al lugar policías iraquís y soldados norteamericanos. "Estamos haciendo la autopsia para saber cómo murió realmente Zarqaui", dijo ayer el portavoz del Ejército de EEUU en Irak, el general Williman Caldwell, que señaló que los resultados se conocerán mañana.

Un vecino de la localidad de Hibhib, donde se produjo el ataque aéreo, aseguró a la agencia Associated Press que vio cómo un grupo de soldados estadounidenses golpeaba a un hombre malherido, de barba negra como la del líder de Al Qaeda, a la orilla de un canal de riego, junto a la casa bombardeada. Según su testimonio, antes de que los soldados estadounidenses llegaran al lugar, algunos vecinos de la aldea introdujeron al herido en una ambulancia, pero los militares lo sacaron fuera del vehículo y le empezaron a golpear. La agencia apunta que los datos no han podido ser contrastados.

EN LAS RUINAS El Ejército estadounidense trasladó ayer a varios periodistas a Hibhib, donde además de Zarqaui murió su consejero espiritual, el jeque Abd Rahmán, y cinco personas más, tres mujeres, entre ellas una niña, y dos hombres. En una octavilla aparecía el nombre de una emisora de radio iraquí como posible objetivo de un ataque. También se encontró parte de un ejemplar en árabe del semanario Newsweek .

Mientras, la violencia se cobró la vida ayer de al menos 23 personas, la mayoría civiles. En el centro de Bagdad, un coche bomba causó nueve muertos.