Tras un fuerte pulso con los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, EEUU ha vuelto a imponer su rechazo al Tribunal Penal Internacional (TPI). El jueves aceptó no ejercer su poder de veto para bloquear una resolución que remite a este tribunal internacional a quienes hayan cometido crímenes de guerra en la región sudanesa de Darfur, sólo cuando obtuvo garantías de inmunidad para sus ciudadanos.

Es una excepción "totalmente inaceptable", criticó la representante de Amnistía Internacional, Yvonne Terlingen, argumentado que "crea un doble rasero de justicia". La resolución, aprobada por 11 votos a favor y cuatro abstenciones --China, Argelia, Brasil y EEUU--, establece que los ciudadanos que participen en operaciones de paz en Sudán, cuyas naciones no hayan ratificado el Tratado de Roma, por el que se creó el TPI, "están sujetos exclusivamente a la jurisdicción de sus países de procedencia". Esta fue una enmienda al borrador impuesta por EEUU.

"Nosotros continuamos oponiéndonos" al TPI, explicó la embajadora adjunta de EEUU ante la ONU, Anne Paterson, tras aprobarse la resolución 1.593. "Decidimos no oponernos a ella por la necesidad de que la comunidad trabaje unida para poner fin al clima de impunidad en Sudán", añadió. El país africano ha sido escenario de atrocidades desde febrero del 2003, cuando grupos rebeldes se alzaron en Darfur contra el Gobierno de Jartum. 300.000 personas murieron y hay 2,5 millones de desplazados.

La exención de ser procesados por el TPI fue también rechazada por la ONG Human Rights Watch. "Nos oponemos al precio que ha impuesto EEUU al buscar la inmunidad, en contradicción con el derecho internacional", subrayó su director, Richard Dicker. "Deploramos el regateo odioso al que ha dado lugar la votación de esta resolución", declaró la Federación Internacional de Ligas de Derechos Humanos en París.