El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha empezado a hacer realidad el anuncio de retirada de Siria con el que sorprendió a sus aliados antes de Navidad. El coronel Sean Ryan, portavoz de la coalición militar liderada por Washington contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), afirmó en un comunicado que se ha iniciado «el proceso de nuestro retiro deliberado de Siria». Por motivos de seguridad, Ryan no detalló el tiempo que llevará la retirada total, las fases que tendrá, ni los lugares de donde empezarán a salir los soldados.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), oenegé siria con sede en Londres y una red de activistas en Siria, ha señalado que fuentes de la provincia de Hasakah, en el nordeste del país, explicaron que la retirada comenzó el pasado jueves por la noche con la salida de unos 150 soldados, una decena de blindados y algunos camiones de una base militar en la ciudad de Rmeilan, en dirección a Irak.

El OSDH difundió un vídeo en el que aparecen algunos camiones que se estarían retirando por la carretera de Kobane, una ciudad muy cercana a la frontera con Turquía, escenario de una de las primeras batallas importantes de la coalición contra el EI. La veracidad de las imágenes no se puede confirmar.

El inicio de la retirada se produce un día después de que el ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Çavusoglu, advirtiera de que Ankara podría lanzar una operación militar en el norte de Siria contra las Unidades de Protección del Pueblo (YPG, en sus siglas en kurdo), la milicia kurda aliada de Washington, incluso sin haberse retirado las fuerzas estadounidenses. En una entrevista con la emisora NTV, Çavusoglu indicó que no es realista esperar que EEUU recolecte por completo las armas que entregó a las YPG, que Ankara considera un «grupo terrorista».

Los aliados de Washington en Siria, las Fuerzas de Siria Democráticas (FSD), una alianza encabezada por milicias kurdas, aseguraron que el anuncio de retirada de Trump les pilló por sorpresa. La Casa Blanca no los había advertido. Los estadounidenses combaten junto a ellas en una ofensiva concentrada ahora en un grupo de poblaciones cerca de la frontera iraquí, en el último reducto del Estado Islámico.

El secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, abordó el tema de la retirada en el discurso que pronunció anteayer en El Cairo. Pompeo se esforzó para hacer creer a sus aliados que la voluntad de Washington de eliminar por completo al EI y echar a Irán de Siria sigue inalterable, pero los aliados tiemblan. «Usaremos la diplomacia y trabajaremos con nuestros socios para expulsar hasta la última bota iraní (de territorio sirio), y trabajaremos a través del proceso dirigido por la ONU para llevar la paz y la estabilidad al pueblo sirio que tanto sufre (...). Esto no es un cambio de misión», insistió Pompeo.

No obstante, la semana pasada, Trump dijo tras una reunión de gabinete en la Casa Blanca que «Irán, francamente, puede hacer lo que quiera allí (Siria)». La retirada es la culminación de las críticas de Trump sobre el papel de su país en guerras externas. En diversas ocasiones, expresó su deseo de que las fuerzas regresaran a casa.

Los kurdos esperan a rusia / Las fuerzas kurdas que han combatido junto a las estadounidenses para acabar con la presencia del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria han vuelto su mirada hacia Rusia ante el temor de que, una vez salgan del país árabe las tropas de EEUU, los turcos ataquen las zonas bajo control kurdo, tal y como ha amenazado Turquía. Los grupos armados kurdos esperan que Moscú, aliado clave del presidente sirio, Bashar al Asad, consiga el compromiso del Gobierno sirio de llenar los vacíos de poder que deje la retirada de EEUU y evite una incursión turca a toda costa.

Los deseos de las fuerzas kurdas parecen estar cumpliéndose porque el Kremlin abogó ayer por el diálogo con Damasco. Rusia es partidaria de que Asad vuelva a tomar las riendas en las zonas que están en manos de los kurdos, que suponen cerca de un tercio de Siria.