El Departamento de Justicia de Estados Unidos inició ayer una investigación oficial para averiguar quién filtró, el pasado julio, el nombre de una agente de la CIA. De esta forma, la Administración intentó detener las especulaciones sobre la responsabilidad de la Casa Blanca en esta filtración, cuyo objetivo sería desacreditar al marido de la agente, que criticó a George Bush por exagerar la amenaza de Irak.

Sin embargo, los líderes demócratas del Senado dudaron del éxito de esta investigación por el hecho de estar dirigida por el ministro de Justicia, John Ashcroft, y reiteraron su petición para que se nombre un juez independiente. El escándalo se centra en la revelación al periodista Robert Novak de la identidad de una agente de la CIA especializada en armas de destrucción masiva, Valerie Plame, esposa de Joseph Wilson, exembajador de EEUU en Gabón.

Novak afirmó que dos miembros de la Administración de Bush le revelaron el nombre de Plane. El diplomático apuntó hacia el asesor político más importante de Bush, Karl Rove, como la persona al tanto de la filtración. Rove lo ha negado.