EEUU acepta el uso de declaraciones bajo tortura para mantener encarcelados a presos en su base cubana de Guantánamo, a pesar de que este tipo de pruebas son rechazadas por los tribunales de EEUU desde hace 70 años, explicó el jueves el fiscal general adjunto, Brian Boyle.

Durante una audiencia en Washington ante el juez federal Richard Leon, en la que se abordó una demanda de presos de Guantánamo, Boyle afirmó que EEUU nunca rechazaría declaraciones que pudieran prevenir atentados como el 11-S, aunque se hubieran logrado en otro país por medio de torturas.

"No creo que en Guantánamo se haya producido nada remotamente cercano a la tortura", añadió, sin embargo, Boyle, pese a que, en julio, el Comité Internacional de la Cruz Roja equiparó a la tortura el tratamiento dado a los detenidos en esta base.

Tribunales militares de EEUU están revisando la situación de los detenidos en Cuba, y un grupo de 59 ha denunciado su encierro.

Mientras, George Bush designó a Bernard Kerik, jefe de la policía de Nueva York cuando ocurrió el 11-S, como nuevo secretario de Seguridad Interior.