El Ejército de EEUU aseguró ayer controlar un tercio de la ciudad de Faluya, donde se combate calle a calle y casa a casa, y haber alcanzado el centro de la ciudad. Los rebeldes, ante la abrumadora superioridad de la maquinaria militar de los norteamericanos, intentaban frenar el avance de los tanques y los soldados con tácticas de guerrilla urbana. El influyente Consejo de Ulemas de Irak criticó con dureza al primer ministro iraquí, Ayad Alaui, al que acusó de promover un "genocidio" contra la población de Faluya. Los líderes religiosos sunís llamaron a boicotear las elecciones de enero.

Los insurgentes, en comandos de unos veinte hombres, armados con lanzagranadas y armas automáticas, hicieron frente a los soldados norteamericanos con emboscadas y fuego intenso contra los carros de combate y los marines. Un periodista de la agencia France Presse aseguró ayer que los insurgentes se mueven con rapidez, saltando de casa en casa y buscando refugio cuando atacan los helicópteros o arrecian los bombardeos. En algunos momentos, los proyectiles cayeron a un ritmo de 60 por minuto, un bombardeo que en momentos pareció "un diluvio de fuego", según testigos.

ENCERRADOS EN EL SOTANO La población civil que no ha huido permanece encerrada en los sótanos de la ciudad, que carece de electricidad y agua. También falta comida, ya que desde hace una semana los comercios están cerrados. El Ejército estadounidense estima que en la ciudad permanece tan sólo el 50% de sus 300.000 habitantes. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados aseguró a través de un portavoz, estar "extremadamente preocupado" por la suerte de decenas de miles de iraquís que han huido de Faluya.

También es dramática la situación en los hospitales y es difícil conocer el número de víctimas que está causando la gran ofensiva. El principal hospital de la ciudad está en manos de las tropas estadounidenses desde el lunes, lo que les permite controlar toda la información relativa a las bajas, tanto de militares como de civiles. Tan sólo están operativas pequeñas clínicas que deben trabajar en condiciones muy precarias. Una de ellas ha habilitado en un cine adyacente una improvisada sala de operaciones.

"Tenemos 30 heridos y estamos obligados a efectuar amputaciones de piernas y brazos", dijo ayer a France Presse un médico del centro sanitario. "No tenemos suficientes medicamentos, ni agua, ni luz. Pedimos a las organizaciones internacionales que intervengan, sino será una catástrofe", añadió.

Un soldado norteamericano herido aseguró a Reuters que dos de sus compañeros habían muerto y que había visto a otros 50 heridos. De momento, el general norteamericano Thomas Metz admitió una decena de muertes en sus filas.

EL PARADERO DE LOS LIDERES El propio Metz reconoció que todavía le quedan a sus tropas "unos días de duros combates" y que, muy probablemente, para cuando controlen la ciudad, los principales líderes de la guerrilla, como Abú Musab al Zarqaui, habrán logrado huir.