El Ejército de EEUU mató ayer a 11 civiles, la mayoría miembros de una misma familia, en un ataque aéreo y terrestre contra una casa de un pequeño pueblo del norte de Bagdad. La policía iraquí confirmó ayer que entre los fallecidos hay cuatro niños, cinco mujeres --una, de 70 años-- y dos hombres. En Bagdad, entretanto, Sadam Husein volvió a enfrentarse ayer al tribunal que le juzga por la masacre de shiís en Dujail, en 1984. Ante la actitud desafiante del dictador, gran parte de la sesión tuvo que hacerse a puerta cerrada.

El ataque tuvo lugar en Abú Sifa, a 100 kilómetros de Bagdad. Como es habitual en estos casos, la versión de los hechos es distinta según la fuente. Un portavoz estadounidense dijo que el objetivo de la operación era capturar a un extranjero miembro de Al Qaeda y que, en el intercambio de disparos, murieron cuatro personas: dos mujeres, un niño y "un enemigo". En el ataque participaron helicópteros de combate, según algunos testigos.

Pero en el Hospital de Tikrit, donde fueron trasladados los cadáveres, ingresaron 11 cuerpos. Un familiar dijo que nueve de los fallecidos eran de la misma familia, y los otros, dos amigos que estaban de visita. "Los muertos no formaban parte de la resistencia, eran mujeres y niños. Los norteamericanos nos habían prometido una vida mejor pero lo único que tenemos es más muertes", dijo Ahmed Jaled, hermano de una de las víctimas, a Associated Press.

Mientras, en Bagdad, culminaban los preparativos para la histórica sesión de inauguración del nuevo Parlamento iraquí. Hoy estará en vigor el toque de queda diurno para vehículos decretado por el Gobierno.