El Ejército de Estados Unidos ha vuelto a dar motivos para ser odiado por parte de la población a la que oficialmente ha venido a "liberar". En un episodio confuso, los soldados abrieron fuego el lunes por la noche contra una manifestación en la ciudad de Faluya --unos 50 kilómetros al oeste de Bagdad--, mataron a 13 personas e hirieron a otras 75. Faluya era ayer una olla a presión a punto de estallar durante los funerales de las víctimas, entre las que hay niños.

Como suele ocurrir en estos casos, hay versiones opuestas de lo ocurrido. Según fuentes locales de Faluya, unas 500 personas se manifestaron por la ciudad --donde los soldados entraron por primera vez el domingo-- para exigir que los militares abandonaran una escuela que habían tomado como cuartel. Su intención era recuperar el centro educativo para dar clase a los niños.

Fuentes estadounidenses afirman que la manifestación era en realidad una muestra de apoyo a Sadam Husein con motivo de su 66 aniversario, y que los manifestantes enarbolaban banderas iraquís, así como fotografías del desaparecido dictador.

Desde Doha (Qatar), el Mando Central de la operación militar norteamericana indicó que los soldados --integrantes de la 82 División Aerotransportada-- abrieron fuego después de que fueran atacados desde la manifestación. De acuerdo con un portavoz, los agresores utilizaron fusiles de asalto AK-47. Sin embargo, no especificó cómo se produjo el ataque contra los soldados, ni quién lo perpetró.

"Los manifestantes iban desarmados. Era una protesta pacífica, la gente sólo quería que los estadounidenses se fueran para poder usar la escuela", denunció el líder religioso suní Kamal Shaker Mahmud.

LISTOS PARA VENGARSE

Sea como sea, ayer Faluya se encontró con 13 cadáveres para enterrar. Y, como era previsible, la indignación, la furia y la rabia fueron las notas predominantes del cortejo fúnebre que recorrió la localidad. "Con sus crímenes en Irak, los americanos han abierto las puertas del infierno", dijo Shaker, que añadió, amenazante, que "los jóvenes están listos para realizar acciones de martirio contra los criminales ocupantes".

Durante el entierro, en una imagen habitual en circunstancias como ésta en todo Oriente Próximo, la población pedía venganza por las muertes, y coreaba indignada: "Sacrificaremos nuestra alma y nuestra sangre por nuestros mártires". Unos cánticos, pero sobre todo unas muertes, que no ayudan a mejorar la caótica situación en Irak.

Un ejemplo de la anarquía que reina en el país es la extraña explosión que ayer al mediodía sacudió Bagdad. La explosión, que no ocasionó víctimas, se produjo, según la agencia France Presse, en una zanja llena de petróleo. Sin embargo, los vecinos de la zanja dijeron que no se había producido ninguna explosión.