Soldados de EEUU mataron ayer a cinco civiles iraquís, entre ellos tres niños, miembros todos ellos de una misma familia, que viajaban en un minibús cerca de la ciudad de Baquba, a 60 kilómetros al noreste de Bagdad. Otros tres pasajeros, dos mujeres y otro menor, resultaron heridos. El vehículo fue tiroteado en un puesto de control cerca de una base militar norteamericana.

El mando estadounidense, que rebajó a tres el número de muertos, justificó ayer el ataque al afirmar que el vehículo "se acercó demasiado rápido al control" y que no "hizo caso de los disparos de advertencia".

La versión del chofer, uno de los miembros de la familia Al Sawamra que salvó la vida, fue muy distinta. "Reduje la velocidad y salí de la carretera, pero ellos no dejaron de disparar", dijo Ahmed Kamel, de 22 años. "Vi a los miembros de mi familia morir, uno detrás de otro. Saqué los cuerpos mientras el coche ardía en llamas".

DERECHO A RESISTIR Por otra parte, en El Cairo, las facciones iraquís reunidas bajo la Liga Arabe suscribieron ayer un documento final que considera "la resistencia (a la ocupación extranjera) un derecho de todo el pueblo iraquí", aunque condena los actos de terrorismo.

En EEUU, el debate sobre la tortura se revitalizó ayer con las palabras del director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Porter Goss, quien defendió que la agencia "no tortura" sino que usa "métodos legales para recabar información importante". "Lo hacemos en una variedad de métodos únicos e innovadores ninguno de las cuales supone tortura", reiteró.