La travesía por el desierto emprendida por Siria en el último lustro parece que está dando sus últimos coletazos. Los estados árabes vuelven a contar con Bashar al Asad, los dirigentes europeos se pasean por Damasco y Washington apela a la cooperación donde antes reinaba la confrontación. El presidente de EEUU, Barack Obama, designó el lunes a un nuevo embajador en Damasco, cinco años después de que su predecesor desalojara la legación en protesta por el asesinato del exprimer ministro libanés, Rafik Hariri. El elegido es el diplomático Robert Ford.

Ayer, el presidente sirio, Bashar al Asad, recibió al subsecretario de Estado, William Burns, la visita estadounidense de mayor rango en el último lustro. Burns aseguró que el nombramiento es "una señal clara del deseo de EEUU de mejorar las relaciones".