El estreno de John Bolton como embajador de EEUU ante la ONU no podía ser más definitorio de la crisis que vive su relación bilateral. En una iniciativa que pone en peligro el consenso previo a la celebración de la reunión de reforma de la ONU, Bolton ha presentado más de 750 enmiendas al borrador que lleva discutiéndose seis meses y que deben firmar en septiembre líderes de 175 países. Las enmiendas, desveladas ayer por The Washington Post , muestran la intención de la Casa Blanca de imponer su filosofía.

En un documento de 36 páginas (que contiene las enmiendas a un borrador de 29), Bolton pide endurecer el lenguaje al hablar de acciones contra el terrorismo, promoción de la democracia y lucha contra la proliferación de armas de destrucción masiva, ejes de la política exterior con que Washington ha justificado su intervención militar en Irak y Afganistán. Repitiendo las críticas habituales de EEUU a la ONU, pide que se reduzca la burocracia del organismo, y propone eliminar del texto cualquier referencia al Tribunal Penal Internacional.

Además, Bolton se opone a la parte del texto que pide a los miembros del Consejo de Seguridad con poder de veto que no lo usen en cuestiones como genocidios y crímenes de guerra, y propone eliminar los compromisos de ayuda a países pobres.