Cuando se acaba de cumplir una semana desde que el mundo empezó a conocer los entresijos de la política exterior de Estados Unidos sigue sin estar del todo claro qué impacto llegará a tener en su cuerpo diplomático la filtración con cuentagotas de los 250.000 informes secretos. Aunque es probable que nunca llegue a confirmarse oficialmente, el terremoto provocado por los informes hechos públicos por Wikileaks amenaza con poner fin a las carreras de algunos pesos pesados de la diplomacia estadounidense.

"Vamos a tener que cambiar a algunos de nuestros mejores hombres", aseguraban ayer fuentes oficiales citadas por la revista The Daily Beast. Por ahora algunos de los países afectados por las filtraciones se han limitado a protestar públicamente por el contenido revelado en los cables secretos y todavía no hay ninguna petición formal para que los diplomáticos estadounidenses implicados sean destituidos. "Pero es solo cuestión de tiempo", reconocen en la Casa Blanca.

Embajadores y cónsules, así como otros cargos identificados por Wikileaks ven peligrar su cabeza tras sus críticas a líderes incompetentes y gobiernos corruptos. El Departamento de Estado no quiere dar nombres, pero en los medios empiezan a circular listas negras con personalidades como el embajador en Trípoli, Gene Cretz, un respetado diplomático que escribió en uno de los cables que Gadafi no sale de viaje sin su "voluptuosa enfermera ucraniana rubia".

PERSONA ´NON GRATA´ Tanto el departamento de Hillary Clinton como el Pentágono y la CIA trabajan para buscar reemplazo a diplomáticos identificados con nombre y apellidos en los documentos, conscientes de que muchos terminarán siendo declarados persona non grata por los gobiernos extranjeros en los que están destacados. "Y aunque no haya una queja por su actuación, muchos tendrán que cambiar de destino porque habrán perdido su capacidad de interlocución", insisten las fuentes.

Mientras, continúa la presión sobre Wikileaks, que ayer vio cómo su dominio se caía de internet después de que la compañía donde se alojaba el portal justificara su retirada por motivos de seguridad. En las últimas 72 horas Wikileaks.org se ha mudado varias veces de dirección y dos días atrás PayPal canceló la cuenta donde recibía donaciones asegurando que incurrió en una violación de sus políticas.

Peor lo tiene su fundador, el enigmático Julian Assange, que sigue siendo objeto de una persecución judicial en Suecia. Sus abogados insisten en que detrás de las acusaciones de violación presentadas en su contra hay "motivaciones políticas". Al mismo tiempo aumenta de decibelios el acoso de la oposición republicana en EEUU contra el australiano. Mitch McConnell repitió ayer que Assange es un terrorista, pero nada comparado con Mike Hukabee, que llegó a pedir en público su ejecución.