Este fin de semana en EEUU cientos de miles de personas tomaron las calles de grandes ciudades en manifestaciones de envergadura histórica. Protestaban contra una dura y restrictiva ley de inmigración aprobada en diciembre por la Cámara de Representantes. Pero el mayor revés para la Cámara baja ha llegado del Senado, donde ayer se empezó a debatir una propuesta de ley opuesta, que plantea dar papeles a 11 millones de inmigrantes indocumentados y crear un programa para trabajadores temporales que permitiría la entrada anual a EEUU de 400.000 personas.

George Bush debe equilibrar el apoyo a empresarios que quieren ese programa de temporales con el cortejo a los votantes latinos. Y siempre cuidando a sectores de su partido que apuestan por la mano dura para frenar la continua llegada de sin papeles .