La contienda se libra simultáneamente en dos campos de batalla. En territorio iraquí, las fuerzas especiales de EEUU han roto las hostilidades y ya actúan como avanzadilla de la invasión. En el terreno diplomático, la lucha se centra en sendos frentes: el Consejo de Seguridad de la ONU y la Unión Europea.

El propio Pentágono admitió ayer que sus comandos de élite han emprendido "lo que equivale a la fase inicial terrestre de una guerra" --en palabras de The Washington Post --, sin esperar a la sesión del Consejo en la que hoy informará el jefe de los inspectores de desarme, Hans Blix, y que debía haber sido crucial para determinar si es necesario emplear la fuerza militar contra Irak. Ahora, esa reunión seguirá siendo decisiva para la alineación de fuerzas a favor y en contra del ataque, pero probablemente influirá bien poco en los planes del presidente norteamericano, George Bush, quien ya tiene tomada la decisión de derrocar a Sadam Husein por la fuerza.

CAMPAÑA DE BOMBARDEOS

En realidad, la guerra en Irak comenzó hace varios meses, cuando los ataques aéreos esporádicos que EEUU y el Reino Unido lanzaban periódicamente en las zonas de exclusión --al sur y al norte del país-- se convirtieron en una metódica campaña de bombardeos casi diarios que han destruido sistemáticamente las defensas antiaéreas, los radares y las comunicaciones militares iraquís. Esa demoledora operación militar ha debilitado enormemente la capacidad defensiva de Irak y permitirá la fulgurante entrada de tropas aerotransportadas para tomar el control de la mayor parte del territorio, hasta cercar Bagdad y empezar los verdaderos bombardeos masivos.

Es decir, primero se invade y después se bombardea; una estrategia inversa a la de la primera guerra del Golfo, sobre todo para impedir que Sadam prenda fuego a los pozos petrolíferos en cuanto estallen los combates. Además, según filtraciones en Washington, los regímenes árabes de la zona han enviado mensajes a EEUU advirtiendo de que "si se hace, debe ser rápido". Por tanto, la Administración de Bush está preocupada de que una larga campaña militar levante una respuesta internacional imposible de ignorar.

Y es que la comunidad internacional está profundamente dividida a causa de esta conflagración. El canciller alemán, Gerhard Schröder, se reafirmó ayer ante el Parlamento en que se puede desarmar a Sadam sin guerra y reclamó respeto por las decisiones de los gobiernos que respetan la mayoritaria voluntad de la población contra un conflicto. Su ministro de Exteriores, Joschka Fischer (quien presidirá la sesión crucial del Consejo de Seguridad), sentenció que Irak no ha cometido una "violación sustancial" de la resolución 1441 que merezca una represalia militar.

En cambio, el primer ministro británico, Tony Blair, les arrojó el guante a los líderes europeos que se oponen a la guerra, a través de una dura carta en la que les instó a "decir claramente que ningún Estado miembro (de la UE) excluye la acción armada, si es necesaria, para hacer respetar la autoridad del Consejo de Seguridad".

Blair intenta forzar una declaración favorable a los planes bélicos de Bush en la cumbre extraordinaria de la UE que se celebrará el lunes en Bruselas. Sin embargo, allí las espadas estarán en alto, porque frente al bando pro- EEUU (formado por el Reino Unido, España, Italia, Portugal y Dinamarca) se alinea una alianza antibélica que integran Francia, Alemania, Bélgica, Suecia, Finlandia, Austria y Luxemburgo. Holanda, Grecia e Irlanda no saben qué partido tomar.

INQUIETUD EN EL PP

En España, el presidente del Gobierno, José María Aznar, apareció en Antena 3 algo desgastado por la oposición de los españoles a la guerra (que ayer mismo Schröder cifró en "el 91%") y trató de justificar su apoyo a la política de Bush vinculando la ofensiva contra el régimen de Bagdad con la lucha contra el terrorismo en nuestro país.

A la defensiva, el Partido Popular rechaza el formato de debate en el Congreso que pide toda la oposición y ha impuesto para el próximo miércoles el mismo que forzó para el anterior, que impide votaciones y réplicas a Aznar. Pero los concejales del PP están muy inquietos porque prevén que el inquebrantable apoyo a Bush les perjudicará gravemente en las elecciones municipales.

Hasta la prensa de EEUU se da cuenta de que "una operación tan compleja, fatídica y potencialmente sangrienta como una invasión requiere la más amplia aprobación internacional", como editorializaba ayer The New York Times . Y The Washington Post , advirtió a Bush: "En España existe una necesidad desesperada de lograr una cobertura internacional que evitaría que fueran vistos como subalternos" de la Casa Blanca.