Estados Unidos y Rusia reconocieron este lunes que sus posiciones con respecto al conflicto en Siria son divergentes, pero subrayaron que comparten el interés mutuo de poner fin a la violencia y que las partes enfrentadas negocien.

Los presidentes de EEUU, Barack Obama, y de Rusia, Vladímir Putin, abordaron, al margen de la cumbre del G-8, la dramática situación de Siria durante una reunión que duró más de dos horas.

"He tenido una conversación con Putin sobre la tragedia que se está viviendo en Siria. Compartimos que hay que reforzar la cooperación en este asunto", dijo Obama al término de la reunión, mientras que Putin insistió en que ambos "queremos parar la violencia y que las dos partes se sienten a negociar".

Los jefes de Estado y de Gobierno de EEUU, el Reino Unido, Alemania, Japón, Francia, Italia, Canadá y Rusia estarán reunidos dos días en el exclusivo hotel de Lough Erne, al borde de un lago en plena campiña, protegido por una valla de siete kilómetros y un despliegue policial nunca visto en esta provincia británica de conflictivo pasado.

Con nubes y claros en el cielo, el G-8 evidenció la preocupación por el conflicto en Siria entre partidarios y detractores del régimen de Bachar al Asad, que ha causado 90.000 muertos en dos años, y la constatación de los líderes de que es preciso poner fin a la violencia.

Tras una larga reunión bilateral de dos horas, Putin y Obama señalaron que persisten sus divergencias sobre la solución al conflicto de Siria pero que es preciso que las partes enfrentadas negocien y subrayaron que comparten el interés de poner fin a la violencia.

Armas químicas

El G-8 llegaba a Lough Erne, cerca de la tranquila localidad de Enniskillen, después de que Estados Unidos asegurara que hay evidencias de que el régimen sirio utilizó armas químicas contra los rebeldes y del rechazo de Rusia a una zona de exclusión aérea sobre Siria por considerar que viola el derecho internacional.

La cumbre de los países ricos durará apenas 24 horas, desde las 14.30 GMT hasta aproximadamente la misma hora de este martes, pero tiene una agenda muy apretada que incluye debates sobre la economía global, la liberalización comercial, la lucha contra el terrorismo, la transparencia y el combate contra la evasión fiscal.

Situación de la economía mundial

La primera sesión plenaria trató sobre el estado de la economía mundial, que el G-8 coincide en que se encuentra en mejor situación que en la reunión de hace un año en Camp David (EEUU) si bien siguen los riesgos.

Las perspectivas de la economía global siguen siendo "débiles" pero los "riesgos a la baja" han remitido gracias a las iniciativas tomadas en las grandes áreas monetarias del G-8 --Eurozona, Japón y EEUU-- y a la "resistencia" de las economías emergentes, señalaron.

Según Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, la Eurozona ha superado "la amenaza existencial" que pendía hace un año sobre la moneda única y la Unión Europea puede asegurar a los países del G-8 que su situación económica ha mejorado desde entonces.

Libre comercio

Poco antes de que comenzase el encuentro, Obama, Cameron y los representantes de la UE anunciaron el inicio oficial en julio próximo de las negociaciones de un tratado de libre comercio entre EEUU y la UE, que podría tardar dos años en concluirse.

"Creo que estas negociaciones serán difíciles y que todos vamos a tener sensibilidades que habrá que abordar", apuntó el presidente de Estados Unidos, mientras Cameron habló de "una oportunidad en una generación" para crear "más empleos, precios más bajos y ayuda para las familias trabajadoras".

En esta cumbre, Cameron quiere sacar adelante compromisos contra el fraude y la evasión fiscal, ante el creciente escándalo por las estrategias que utilizan las multinacionales para evitar pagar impuestos en el país en el que operan, a través de paraísos fiscales.

Recuperación

Impuestos, transparencia y comercio es el lema elegido por el "premier" británico para la reunión, que ha evitado poner en su centro a los países en desarrollo y las estrategias contra la pobreza, como ocurrió en la última cumbre británica en Gleneagles (Escocia) en el 2005, algo que Cameron justifica en la necesidad de afianzar la recuperación.

La cumbre que se celebra el día en que el diario 'The Guardian' denunció un posible espionaje del Reino Unido durante las reuniones del G20 en 2009 para acometer las negociaciones en situación ventajosa.